Mi poesía favorita es del poeta salmantino Gabriel y Galán y habla del encuentro con Dios a través de lo más agreste de la Naturaleza y de lo difícil que es tener tal experiencia en la ciudad.
La poesía se titula Desde el campo y reproduzco de ella algunos pasajes. No pueden imaginarse hasta que punto me identifico con ellos, como en ése en el que el poeta explicaba como por amar a Dios en la Naturaleza , y buscar en ella la existencia ,…
“ha ya mucho que a estos sitios vine huyendo
de la mágica ciudad artificiosa
donde flota el oro puro junto al cieno,
donde todo se discute con audacia,
donde todo se ejecuta con estrépito.
Tal vez bulla entre vosotros todavía
una turba de sofistas embusteros
que negaban a mi Dios con artificios
fabricados en sus débiles cerebros.
Con el agua de la charca a la cintura
y en el alma la soberbia del infierno,
revolvian los minúsculos tentáculos
de sus mentes enfermizas en el cieno
y buscaban…¡lo que encuentran tantos hombres
que con limpio corazón miran al cielo!
¡Que grandeza la del Dios de mi creencia!
y los hombres que lo niegan ¡que pequeños!
Solamente por amarte yo en sus obras
he corrido a todas partes siempre inquieto.
Yo he pasado largas noches en la selva,
cabe el tronco perfumado del abeto,
escuchando los rumores del torrente,
y los trémulos bramidos de los ciervos,
y el aullido plañidero de la loba
y las músicas errátiles del viento,
y el insólito graznido de los cárabos
que parece carcajada del infierno.
Yo he gozado en la salvaje serranía
la frescura deleitante de los céfiros,
y he dormido junto al tajo del abismo
la embriaguez que le producen al cerebro
los olores resinosos de las jaras,
los selváticos aromas de los brezos
y la hipnótica visión de las alturas
que me hundía en las regiones de los vértigos.
Yo he bebido en los recónditos aguajes
de las corzas amarillas y los ciervos
y he matado a puñaladas en el coto
al arisco jabalí, sañudo y fiero.
Yo he bogado en un madero por el rio,
y he corrido en un potro por los cerros,
y he plantado en el peñasco la buitrera,
y he arrojado los arpones en el piélago
Contemplando la armonía de la vida
bajo el ancho cortinaje de los cielos,
yo he pasado las de agosto noche puras
y las negras noches lóbregas de invierno
en la cumbre de colinas virgilianas,
o en la choza del lentiscos del cabrero,
o en las húmedas umbrias de los montes
bajo el palio del follaje de los quejigos.
Y han henchido mis pulmones con sus ráfagas
el de mayo delicioso ambiente fresco,
el solano bochornoso del estío
y el de enero flagelante duro cierzo.
A las puertas de los antros de las fieras
los impulsos violentísimos del miedo
me han llevado a guarecerme ,acobardado,
por la ronca fragorosa voz del trueno
que botaba en las gargantas de la sierra
y mugía en los abismos de los cielos.
Y encajado como mísera alimaña
en la grieta del peñasco gigantesco,
he sentido la grandeza de lo grande
y he llorado la ruindad de lo pequeño.
Y en la sierra,y en el monte,y en el valle,
y en el río,y en el antro,y en el piélago,
dondequiera que mis ojos se posaron,
dondequiera que mis pies me condujeron,
me decían :-¿Ves a Dios?- todas las cosas,
Y mi espíritu decía: -Si, le veo.
-¿Y confiesas?- Y confieso.
-¿Y amas?. -Y amo.
-¿Y en tu Dios esperarás?- En El espero.
¡Cuántas veces he llorado la miseria
de la turba dislocada de perversos,
que en la mágica ciudad artificiosa
injuriaban a mi Dios sin conocerlo¡
Si es verdad que no lo encuentran, aturdidos
de la mágica ciudad por el estruendo,
que se vengan a admirarlo aquí en sus obras,
que se vengan a adorarle en sus efectos,
en el seno de esta gran Naturaleza
donde es grande por su esencia lo pequeño;
donde hablándonos de Dios todas las cosas,
al revés de la ciudad de los estruendos,
lo soberbio dice menos que lo humilde,
el reposo dice más que el movimiento
las palabras dicen menos que los ruidos,
y los ruidos dicen menos que el silencio.»
Buenas noches Carlos:
Que yo recuerde, por varios motivos este fín de semana en un lugar especial en el interior de Castellón, ha sido el mejor fín de semana de mi vida. Descubrir a una persona transmitiendo la pasión, la belleza y la bondad que percibe en Dios y en la naturaleza, ha sido un maravilloso descubrimiento que me hace sentir acompañado. Nos ha regalado momentos tan sencillos como hermosos, momentos en los que he tenido que esforzarme para que lágrimas de intensa emoción por la belleza y bondad sentidas, no terminaran rodando por mis mejillas. Se me quedó un pequeño comentario en el tintero, por lo que aprovecho este mensaje de gratitud para lanzarlo, mi sincera enhorabuena, a la vez que te informo que pasas a ser una de las personas referentes en mi relación con la vida y con Dios (desde hace muchos años mis cuatro puntos cardinales son: el mar, la montaña, los libros y la música); te envio mi enhorabuena por haber logrado alcanzar el cielo en la tierra, es algo que ya nadie te robará y algo por lo que muchos te envidiarán; es posible que tu rutina diaria y tu inmersión en el apasionado día a día no te permitan ver ese frondoso bosque en el que vives, al que también se le puede llamar cielo, paraiso… Para ver el bosque, es necesario salir de él… a ti no te hace falta, yo que estoy fuera te lo confirmo y te lo aseguro, vivir y sentir como vives y sientes, es hallarse en medio del bosque, del paraiso, del cielo que Dios nos puso cerca, tan cerca que en infinitud de ocasiones no llegamos a ver por estar buscándolo donde no se halla… con lo facil que al final resulta mirar hacia y desde dentro.
Esta poesía de Gabriel y Galán, que me regalaron una mañana de sábado, espero poder recitarla pronto con razón y corazón.
Con mayúscula… Gracias.
Muchas gracias Pepe. Fué para mí un honor compartir con personas como tú aquellos momentos en la montaña. Ojalá pudiese estar alguna vez en ese plano en el que tú me situas. Son sólo instantes, fogonazos, a los que lleva la belleza de la Naturaleza que ojalá que algún día pudieran hacerse realidad para mucha gente sobre el planeta tierra. En realidad todo lo que me atribuyes a mí no es mío, todo el honor ha de ser dado a la Naturaleza y a quien nos habla a su través. Ya sabes, como dije en aquel bosquecillo, «el que sabe no habla, y el que habla no sabe» . Y yo hablo mucho.
Nunca pierdas ese espíritu que tienes. Que Dios, el Dios de los bosques, las montañas, los mares,… esté siempre contigo.
Carlos
Hermoso poema, realidad ,contraste de la vida en las cuidades a la del campo y la naturaleza .