EL DIOS VIVO HABLA EN LA NATURALEZA
Una de las formas más frecuentes de referirse a Dios en la Biblia es llamarle “Dios vivo” , “Dios Viviente” o “Dios de los Vivientes”. Se le llama así tantas veces que solo vamos a citar unas pocas. Por ejemplo , cuando David se enfrentó a Goliat dijo que este caería por haber desafiado a los “ejércitos del Dios viviente” (I Sam 17, 26, I Sam 17, 34 y ss). En el libro de Ester se le llamará “máximo Viviente” – “el gran Dios vivo” dice otra traducción- (Est 14, 16). En el libro de Josué se le llama “Dios viviente” o “Dios vivo” (Jos 3,9).En el libro segundo de los Macabeos se le llamará “Dios vivo” (II Mac 7,33) , “Señor vivo” o “Señor viviente” (II Mac 15 ,4) y en ese mismo libro un héroe muere bravamente “invocando el nombre del Señor de la Vida y del espíritu para que se la devolviese un día” –otra traducción dice “Dueño de la vida”– (II Mac 14, 46). En el libro segundo de los Reyes, también se le llamará “Dios vivo” (por ej. en II Re 19,4 o en II Re 19,16) . En los salmos también se aludirá al “Dios vivo” (por ej. en Sal 84 (83), 3). Y del mismo modo en profetas como Isaías (por ejemplo, en Is 37, 4 o en Is 37,17) o Jeremías (como Jer 23,36). Lo mismo cabe decir del libro de Daniel (Dan 6,21, Dan 6,27, etc.). O en el profeta Oseas, en el que se llama al pueblo de Israel: “Hijos-de-Dios-vivo” (Os 2,1). En el Nuevo Testamento ,cuando acusaban a Jesús ante el sanedrín ,le conjuraban por el “Dios vivo” (Mt 26,63). En la epístola a los Hebreos también se aludirá al “Dios viviente” (Heb 3, 12, Heb 10,31,. Heb 12,22, II Cor 3, 3)). Y San Pablo también aludirá al “Dios vivo” (I Tim 3,15, I Tim 4, 10)o a los “hijos del Dios vivo” (Rom 9, 26). El propio Cristo dirá al final de los tiempos: “soy yo, el primero y el último, el viviente” (Ap 1,17). “Aquel que vive por los siglos de los siglos” (Ap 10, 6). Y, en fin , en muchos otros sitios, profusamente en toda la Biblia.
¿Pero que se quiere decir en la Biblia con esta expresión?. Vamos a verlo a partir de lo que la propia Escritura nos dice. Por ejemplo cuando nos distingue entre el Dios verdadero – el Dios vivo- y los falsos dioses. Por que precisamente una de las diferencias esenciales entre Dios y los ídolos, será esta: que Dios está vivo y los ídolos no.
Muchas veces, por ejemplo en el Deuteronomio, se llama a la divinidad “Dios vivo” (como en Dt 5, 26) contraponiendo este concepto al de los ídolos que, se nos dice, no tienen vida. Lo mismo veremos en el libro de la Sabiduría en el que este argumento de que no tienen vida, será de nuevo uno de los principales que se utilizan contra los ídolos: “tuvieron por dioses a todos los ídolos de las gentes, cuyos ojos no les sirven para ver, ni pueden respirar el aire por sus narices, ni oyen por sus oídos, ni los dedos de sus manos sirven para tocar” (Sab 15, 15). Pues a estos ídolos “los hizo un hombre, y el que tiene el espíritu solamente prestado los formó. Pues ningún hombre es capaz de formar un dios que les sea semejante, pues siendo mortal produce una obra muerta” (Sab 15, 16-17). Lo mismo se nos dirá en otros muchos sitios ,como en Habacuc ,cuando se critica a los que dan culto a una estatua que “no tiene soplo alguno de vida” (Hab 2,19) . Por que dan culto a obras de arte humano y no al Supremo Artista que realiza obras vivas ,comunicando su Vida , su Espíritu, a toda la Creación.
Y, normalmente , esta apelación a la Vida de Dios se une a una invitación a contemplar la Naturaleza como una teofanía. A contemplar a Dios encarnado en ella, manifestándose en ella. Así lo vemos por ejemplo en el profeta Jeremías ,cuando frente a esos “dioses” que son solo “obra de artistas” ,nos dice que “Yavé es el Dios verdadero; el Dios viviente, el rey eterno. Cuando el se irrita, la tierra tiembla” (Jer 10,10). Como si la Vida de este Dios pudiera percibirse en los movimientos de la tierra. O ,también, en los fenómenos meteorológicos ,como añade a continuación :“Él ,con su poder hizo la tierra; con su sabiduría , el orbe estableció; con su inteligencia , desplegó los cielos. A su voz se amontonan en el cielo las aguas. El levanta las nubes del extremo de la tierra, hace romper con los relámpagos la lluvia y saca de sus depósitos el viento” (Jer 10, 11 y ss.).
Es un Dios vivo, cuya Vida se manifiesta en la Naturaleza, en los truenos, las nubes, las lluvias, los vientos,… Y que, como un Ser Viviente, habla. Y así se nos dirá que “por la fe conocemos que el mundo fue creado por la palabra de Dios , de suerte que lo visible tiene una causa invisible” (Heb 11, 3). Este “hablar” es ,pues, fuerza creadora. Espíritu que se manifiesta en la Creación. Y ,por supuesto, este “hablar” es entendido en un sentido amplio, no referido a manifestaciones sonoras sino a cualquier clase de manifestación divina. Por supuesto esa voz puede ser también absolutamente sonora, como cuando el Dios Vivo habla ,por ejemplo, con el trueno: “voz de Yavé sobre las aguas, el Dios de la gloria truena” (Sal 29 (28),3). “Rayos saltan de sus manos” (Hab 3,4). O en el viento, “el soplo del vendaval , agente de su palabra” (Sal 148, 8). O en el mar: “yo soy Yavé, el que agita el mar y hace bramar sus olas” (Is 51, 15).
Es una “voz” -sonora o no- que se expresa en los fenómenos naturales. Esa “voz” es el latido divino que impulsa la sangre del espíritu en todo el cuerpo de la Creación. Latido que se manifiesta en el cambio de las estaciones, en la lluvia, en las nevadas, en los fríos y los calores. Como nos dice un salmo: “Él su verbo envía a la tierra ,rápida corre su palabra . Y prodiga la nieve como lana, esparce la escarcha cual ceniza. Tira su hielo como migas de pan, ante su frío se congelan las aguas. Y envía su palabra y las derrite, sopla su viento y las aguas discurren” (Sal 147 (146), 15-18).
El Verbo, la Palabra, aparecen aquí y en toda la Biblia como el espíritu a través del cual opera Dios encarnándose en la Naturaleza. La Naturaleza es el discurso de Dios. Ver caer la nieve o el granizo, ver crecer la escarcha, ver helarse o deshelarse las aguas, sentir el viento,… Es ver hablar a Dios. Un hablar multiforme que no es solo sonoro, sino que podemos percibir por todos nuestros sentidos, podemos verlo también con nuestros ojos, sentirlo con nuestra piel. Como cuando esa “voz” es una bajada o una subida de temperaturas. Y por supuesto, esa voz se manifiesta también, como luego veremos, hasta en lo más íntimo de la vida de los seres.
En la Biblia es constante esa apelación a que miremos la Naturaleza para que veamos la manifestación de los movimientos de ese Dios vivo. Para que sintamos su presencia en ella. Porque , a diferencia de los ídolos, nacidos de la mente o de las manos del hombre, y en cuyas esculturas no se ha encarnado ningún dios real, el Dios vivo está encarnado –esto es, está presente en la “carne” o en la materia- y vive o actúa en la Vida de todas las cosas.
Un ejemplo: el libro de BARUC
Este Dios Vivo ,cuyo “hablar” es la Naturaleza, será contrapuesto a los ídolos una y otra vez en la Biblia. Así en Baruc , por ejemplo, hay una larga diatriba satírica ,acaso el más extenso discurso de la Escritura contra la idolatría, criticando que se diese culto a las obras realizadas por la mano del hombre a las que se tenían por “dioses” ,pero en las que en realidad ,se nos dice: “no hay soplo de vida” (Bar 6,24). “Han sido hechos por artesanos y orfebres y no son otra cosa que lo que sus artífices quieren que sean” (Bar 6, 45 y ss.).
Al margen de las consideraciones que podríamos hacer entre la relación entre aquellos ídolos y el culto idolátrico que hoy se da a las más diversas obras hechas también por la mente o la mano del hombre, como las nacidas por ejemplo de las ideologías, el racionalismo, el mercantilismo, la ciencia o la tecnología modernas, cabe destacar que en Baruc se insista una vez más en que esos supuestos dioses no estaban vivos, como sí que lo está el Dios verdadero. Instando de nuevo a ver ese Dios vivo encarnado en la Vida del cosmos: “el sol , la luna y las estrellas, que brillan y cumplen su cometido, son obedientes; igualmente el relámpago, cuando aparece, es bien visible; asimismo, el viento sopla en todo el país; las nubes, cuando reciben de Dios la orden de recorrer toda la tierra, la ejecutan al punto” ( Bar 6, 59- 61) .
Frente a la idolatría se opone el Dios vivo que se manifiesta en la Naturaleza. Por que los ídolos “no hacen ver a las gentes señales en el cielo, ni resplandecen como el sol, ni alumbran como la luna. Las mismas bestias tienen mayores posibilidades que ellos puesto que pueden refugiarse bajo cubierto y protegerse a sí mismos” (Bar 6, 66-67). Así pues, la contemplación de la Naturaleza es –nos dice Baruc y nos dice la Biblia por doquier- un antídoto contra la idolatría , ya que permite percibir en ella la presencia viva del Dios que la mueve como si fuese su propio cuerpo.
Nuestro Dios es un Dios que habla, que escucha, que respira, que se manifiesta, en fin, como un ser viviente encarnado en el universo. No es pues un Dios abstracto, conceptual que anide en ideas, pensamientos o estatuas. Se hace visible, se muestra dinámico, vivo. Se manifiesta tras el etéreo velo de la Naturaleza, rostro visible de un Dios invisible.
CIERTAMENTE… CUANDO DIOS HABLA, LA TIERRA TIEMBLA.
yo se que yo no soy enbanjelica pero creo en la palabra de mi señor
Querida Oriana… ¿como dices creer en la palabra… si no eres evangélica?
Jesucristo solo dejo el evangélio (id y predicadlo a las naciones)
Yo soy Cristiano porque sigo a Cristo. (niegate a ti mismo, carga tu cruz y sigueme…)
Y soy evangélico, porque por gracia comparto y creo en el evangelio…
(Presto el evangelio en mis pies soy guiado por el espirítu santo… soy un siervo consagrado a Cristo. Y ya no vivo yo mas Cristo vive en mí)
Te mando Bendiciones para tí y toda tu familia… saludos!!!
dios cuidame librame de todo mal
SEÑOR NO HAY NADIE COMO TU TU ERES UNICO INVENCINBLE PODEROSO ERES GRANDE ENTRE TODOS LOS dioses hechos por manso de los hombres reconosco tu poderio tu magestad DIOS TE BENDIGA ORIANA
El Evangelio de Tomás guarda las palabras vivientes de Jesús.