VICIOS DE LA BIOLOGÍA EVOLUCIONISTA
La Ciencia –y esto avala la poca sabiduría que con frecuencia puede haber tras ella- ha colaborado muy activamente ,aunque muchos científicos nunca pretendieron tal cosa, en que hayamos dejado de ver algo sagrado en la Naturaleza y en la Vida en suma. No es objetivo mio extenderme demasiado en hacer una crítica de la Ciencia, pero quizá pueda ser ilustrativo detenernos brevemente en una somera discusión sobre un solo aspecto de ella (no por que no haya otros cuestionables) que afecta mucho a la visión que tenemos de la vida en la tierra y a la forma de comportarnos con ella. Hablamos de la Biología ,rama de la Ciencia con la que ,como naturalista, estoy más familiarizado, y que tiene uno de sus pilares en el evolucionismo (cuyo efecto desacralizador de la cosmovisión occidental es sobradamente conocido,aunque ni el propio autor de El Origen de las Especies parecía querer tal cosa).
No haremos una crítica del darwinismo, ya que no es ese nuestro objeto aquí. Por ello no hablaremos de cosas ,de las que acaso sería interesante hacerlo, tales cómo la forma en la que Darwin reconoció su inspiración en el mercantilismo depredador de su sociedad industrial (a través de libros como el Ensayo sobre la Población de Malthus) y no tanto en la propia Naturaleza cuando hacía tanto hincapié en lo de la lucha por la supervivencia –biólogos como S. J. Gould quedaron muy impactados por ello- ,ni de que cosas como aquello de que sobrevive el más fuerte, no dejen de ser más que meras tautologias.
¿Cuál es la respuesta que ha dado nuestra sacrosanta Ciencia al origen de las especies y sus adaptaciones?. ¿Cuál es la explicación al maravilloso orden de las sociedades de las hormigas y abejas, cual a la majestuosa belleza del vuelo del águila real, cual a la perfección de los delfines, a la velocidad del halcón peregrino, a la increíble vista del lince, a la técnica de caza de las manadas de lobos, al mimetismo de los camaleones o pulpos, al impresionante colorido de las aves de la selva tropical,… cual a tan impresionantemente complejos funcionamientos de los órganos en millones de seres, desde el más sencillo al hombre?. Ahora vamos a verlo. Y la respuesta, caso de que no la conozcan o no hayan reparado en ello suficientemente, es probable que les resulte un tanto chocante e ,incluso , decepcionante. Aunque tengo que confesar que durante un tiempo ,no mucho al fin y al cabo, mientras me dedicaba a observar y estudiar la fauna salvaje , no sentí necesidad de ponerla en duda (aunque eso si, no dejaba de crearme cierta incomodidad ya que evidentemente entraba en colisión con lo que yo percibía en la Naturaleza). Porque la Ciencia nos dirá que toda la belleza y la perfección que observamos en el mundo viviente, todas esas formas y colores maravillosos, todas esas portentosas adaptaciones en plantas y animales, son debidas a cambios al azar –sí, han leído bien: al azar- en el llamado material “genético”.
Es decir, no es que , por ejemplo, el cuello de la girafa vaya estirándose poco a poco a base de sucesivos esfuerzos por alcanzar las ramas más altas de los árboles y que, este esfuerzo repetido generación tras generación acabe por convertir en hereditario el desarrollo de un cuello cada vez más largo. No. Según lo que ha defendido la Ciencia moderna el resultado de cualquier esfuerzo o logro, no pasará a la descendencia ,si siquiera levemente (no se cree en la herencia de los caracteres adquiridos a lo largo de la vida de un indivíduo). Según la tesis que ha gozado de mayor éxito, lo que pasa es que el código genético de la girafa cambia de casualidad , al azar, produciendo de repente un cuello largo.
Lógicamente, hay que pensar que para que , de casualidad, aparezca un cuello largo primero tendrán que haberse producido otras innumerables mutaciones. Y como son de casualidad, dichas mutaciones serán absolutamente disparatadas en su mayoría. Hasta que por fin ¡dichosa casualidad¡ aparezca una con el cuello más largo. Entre tanto, y al ritmo de reproducción de las girafas, lo más probable es que hubieran pasado millones de años de mutaciones caóticas y monstruosas (sobre todo porque los científicos nos dicen ,además, que las mutaciones son excepcionalmente escasas). Tantos millones de años que seria ,sencillamente, imposible. Pero ¡oh milagro¡ ¿quién decía que la Ciencia no cree en los milagros?, a pesar de que hasta ese momento la girafa se las había ingeniado con el cuello más corto, resulta que, en lugar de ser considerado una monstruosidad y ser rechazada por los de su propia especie -como, por cierto, es la tónica cuando algún individuo aparece de sopetón con alguna originalidad tal- su rareza le aporta un interesante atractivo sexual , y muchas mayores posibilidades de supervivencia que harían que al cabo del tiempo sus “genes” pasaran a extenderse por todas las girafas del mundo. Fuera de cierto tono humorístico que podría dársele a semejante disparate, más o menos, algo así es lo que han creído muchos científicos.
Yo no se a ustedes, pero a mi ,como naturalista, me parece un cuento precioso este del azar maravilloso, y la bella casualidad (¿quien decía que la Ciencia no cree en cuentos, mitos o leyendas?). Pero me recuerda un tanto al cuento del traje del emperador. ¿Lo recuerdan?. Pues la Biología moderna, en el tema que nos ocupa, y perdonenme algunos “sastres” científicos que tejieron las finas “telas” de algunas explicaciones, podría estar tan desnuda (en este caso de conocimiento y aún más, de simple sentido común) como aquel patético emperador. Si fuéramos tan “ignorantes” como el niño del cuento, y nos limitásemos a ver lo que nos muestran nuestros ojos y no lo que nos dicen que debemos ver, veríamos algo muy simple. Veríamos que ,como escribió el matemático Poincaré: “el azar no es más que la medida de nuestra ignorancia, los fenómenos fortuitos son, por definición, aquellos cuyas leyes ignoramos”. Por tanto, y como conclusión , lo que habrían hecho estos biólogos que toman al azar como “causa” de las adaptaciones de los seres vivos, es trasladar su ignorancia subjetiva a lo que están estudiando. O, lo que es lo mismo, pretender convertir su desconocimiento subjetivo en ley objetiva, confundiendo que ellos no saben por que cambian los seres vivos, con que sean los seres vivos los que cambien sin saber (dicho de otro modo, como nosotros no conocemos la causas de algo es que ese algo no tiene causa alguna o ,lo que es lo mismo, que es “al azar”).
Del error descrito nacen teorías como la de la “pre-adaptación” ,es decir que el ser vivo no cambia conscientemente según la necesidad que tenga, sino que lo hace a ciegas y antes de que halla ninguna situación que se lo haga preciso (que a la girafa le creció el cuello no por estirarlo hacia las ramas, sino de casualidad). Peculiar forma de interpretar la Vida en la tierra, que no tenía siquiera el propio Darwin, que lisa y llanamente reconocía tal ignorancia en El Orígen de las Especies (entre otras cosas Darwin era lamarckiano, es decir, creía en los efectos del uso y el desuso de los órganos en la adaptación). Obviamente ,decir, como hacen hoy sin empacho legiones de biólogos, que la “causa” del cambio o mutación de los seres vivos es “que yo desconozco su causa”, o , lo que es lo mismo, el azar, parece un fraude inadmisible.
La biología, queda así , en este asunto crucial, -y bien que me entristece decirlo siendo yo mismo naturalista- al nivel de un juego de azar, como la ruleta o los dados, y en ningún caso al nivel de lo que algunos suelen tomar como una “ciencia” seria. El que lo dude puede leer, por ejemplo, al eminente científico Monod, en el libro “El azar y la necesidad”. Cuando , ni corto ni perezoso, afirmó que las alteraciones naturales en los “genes” son “accidentales, que tienen lugar al azar. Y ya que constituyen la unica fuente posible de modificaciones del texto genético, unico depositario , a su vez, de las estructuras hereditarias del organismo, se deduce necesariamente que solo el azar está en el origen de toda novedad, de toda creación en la Biosfera. El puro azar, el único azar, libertad absoluta pero ciega, en la raiz misma del prodigioso edificio de la evolución:esta noción central de la biología moderna no es ya hoy en dia una hipótesis,entre otras posibles o al menos concebibles. Es la sola concebible, como única compatible con los hechos de observación y experiencia. Y nada permite suponer (o esperar) que nuestras concepciones sobre este punto deberán, o incluso podrán, ser revisadas”. Cualquiera diría ,viendo cosas como estas, dichas con tanta claridad y contundencia, y sobre todo algunas que vamos a ver luego, que algunos científicos tributan algo parecido a un auténtico culto fundamentalista al azar o, lo que es lo mismo, al fin y al cabo, y por las razones que antes dijimos, a la más clamorosa ignorancia. Ignorancia que habría permitido a algún divulgador científico como Richard Dawkins , en el comienzo de su libro “El gen egoísta”, escribir cosas como que los seres vivos no somos más que “máquinas de supervivencia, vehículos autómatas programados a ciegas con el fin de preservar las egoistas moléculas conocidas con el nombre de genes”. Sin duda es esta una forma de ver la Vida en la Tierra cargada de belleza y de poesía. ¿No creen?. ¿Qué haríamos sin estas “perlas” científicas?. ¿Cómo es que la Humanidad pudo sobrevivir tantos milenios sin la maravillosa contribución de estos hombres?.
Acaso se pregunten, como yo me hago, si no tendrá algo que ver cierto pesimismo que puede tener una parte de la Humanidad sobre su futuro, con algunas contribuciones científicas de este estilo. ¿Qué futuro podemos tener si no somos más que absurdas “máquinas”, repulsivos “autómatas programados a ciegas”?. No se ustedes, pero yo si quisiera tener una esperanza de mejora y ver algo hermoso en la vida , me plantearía si tener por consejeros a estos científicos dando por bueno, por acto de fe, todo lo que me dijeran.
LA SUPUESTA “GENETICA”
Todo lo anterior ,obviamente, unido a otras cosas, tiene que hacer que necesariamente nos replanteemos nuestra opinión acerca de una de las ramas del Arbol de la Ciencia que más nos deslumbran hoy: la “Genética”(enfrascada en el soberbio proyecto Genoma Humano y otras aparatosas investigaciones). Una rama que, si se me permite, desde mi perspectiva, trata de usurpar –como en un episodio de parasitismo- el espacio de las genuinas ramas del Arbol de la Vida. Lo cierto es que , a la vista de lo que hemos visto, y juzgando con escrupulosa objetividad, a la “Genética” –por aparatosa que nos parezca hoy- podría venirle grande hasta su propio nombre. Porque ,¿cómo vamos a llamar “Genética” a algo que ,como es evidente, y antes hemos visto, no sabe nada de la causa o génesis (génesis=genética) de lo que dice estudiar?. Al margen del significado en sí de la palabra es obvio que los términos se han confundido y con esa palabra se intenta dar una idea de conocimiento de las causas últimas del fenómeno viviente, en el sentido que digo.
Parece que sería un tal Bateson, el que la llamaría así, cuando en 1906 y sin que nadie sepa por qué ,bautizó como de “Genética” a un mero congreso sobre “hibridación y cría de plantas”. ¿Por qué si sólo se estudiaba como se distribuyen en la descendencia los caracteres ya aparecidos en las plantas –sin saber como se han generado- ,se hablaba pretenciosamente de “Genética”?. Aunque, siendo bien pensados , supusiéramos que entonces no se quiso hablar de “genética” en cuanto a causa, y meramente se hablara de ella de forma similar a como se hace con las genealogías humanas (lo de los padres y abuelos) no cabe duda que al final se acabó por ver erróneamente a la “genética” como una ciencia cuasi-milagrosa que llegaba a las “causas últimas” del origen de los seres vivos
Pero hay una serie de hechos básicos que no pueden ser pasados por alto, como que sea precisamente por su ignorancia de partida que la supuesta “Genética” tiene siempre como base de su funcionamiento un método estadístico –una ley empírica del azar– y a lo más que llega es a predecir la probabilidad de aparecer un carácter. Así ,por ejemplo, Las leyes de hidridación (mendelianas) ignoran el orígen de los caracteres biológicos heredados ,previa y misteriosamente creados, y se limitan a describir su reparto proporcional o estadístico en la descendencia.
Mendel, monje agustino del siglo diecinueve elaboró sus leyes de la Herencia, sin llegar a conocer nunca el mal bautizo que luego se haría ,no sabemos si pretenciosamente, de sus trabajos. Mendel ,en cierto sentido, “echaba los dados” (o, más propiamente, echaba monedas al aire, como luego veremos) cada vez que cruzaba dos variedades vegetales, anotando siempre a posteriori el resultado –generado al azar- ,deduciendo después sus siempre aproximativas proporciones. Vió así que había caracteres dominantes y recesivos (cuando se expresan o cuando permanecen latentes los caracteres de un progenitor) o que los caracteres de distinto tipo (como el color y el tamaño) debían ser ,aunque hay excepciones, independientes entre si. Pero todo es ,insisto,una mera descripción de fenómenos observados ya después de su siempre desconocido origen (de su siempre desconocida génesis)
Sería un tal Johansen el primero en llamar “gen” al “factor hereditario” de Mendel. Factor que solía ordenarse de dos en dos (por ejemplo rubio y moreno, ojos azules ojos verdes,etc.). Estaríamos así, normalmente, no frente a un dado, sino más bien ,como antes dijimos, ante una moneda. Pero seguimos viendo claro que por mucho que se le llame “gen” ,de gen realmente no tiene tanto, en el sentido que digo.
Después llegaría un tal Morgan con el microscopio y descubrió en el núcleo de la célula unos corpúsculos que estaban de dos en dos. El hallazgo equivale a visualizar las monedas microscópicas del juego de azar: los cromosomas. Pero lo único que se había hecho, con esta secuencia de descubrimientos, era cambiar el “juego de azar” observable a simple vista por otro visible sólo con el microscopio (pero nunca dejar de jugar a un “juego de azar”).
Luego llegarían los que se consideran descubridores del material del que está hecha esa “moneda”: el famoso ADN. Pero saber el material del que esta hecho algo sujeto al azar ,como por ejemplo, saber que una moneda que se lanza al aire sea de hierro, plata o cobre ¿cambia algo?. ¿Elimina el azar?. Ciertamente no. Es decir, haber descubierto lo del ADN, nos deja con la misma ignorancia acerca de las causas ,de la génesis, que teníamos al principio.
La vanagloria de haber profundizado ,con más o menos errores, en detalles materiales antes inaccesibles lleva a veces a conclusiones bastante dudosas. A pesar de que esos detalles materiales nada tienen que ver con causa alguna sino sólo con la observación de meros síntomas a otro nivel más diminuto. Por no hablar de lo poco que se sabe acerca del propio ADN (lo de la famosa “doble hélice” no es más que un modelo, es decir una construcción imaginaria, y se conocen muy imperfectamente aún las secuencias de “genes” y mucho más las interacciones entre unos y otros) y ,no digamos ya, del resto de componentes celulares que actúan sobre él. Por que obviamente el ADN es sólo una parte más de la célula, que actúa supeditado a un complejísimo conjunto de relaciones intra y extra celulares que apenas se conocen, y no, en ningún caso, una suerte de subtancia milagrosa que “controla” todo.
El ADN –dando por buena la creencia de que sea tal y como lo describen- es controlado y modificado de forma consciente con algo tan simple como la propia voluntad. Basta ver como en el estudio del comportamiento animal los llamados patrones fijos de conducta (“genéticos”) pueden ser cambiados por los seres vivos mediante procesos de aprendizaje normales y corrientes (aunque manifiesten cierta resistencia al cambio). Basta leer cualquier libro serio de etologia para ver algo tan obvio, como por ejemplo el de I. Eibl-Ebesfeldt (Etología. Omega. 1979).
Además ,y yendo a un asunto más de fondo ,¿por qué esa obsesión de explicar la vida desde principios aparentemente no vivos?. ¿Es que las características propias de la vida (tales como la voluntad o los sentimientos) son sólo una ficción y sólo parece científico estudiar las manifestaciones de la vida desde la materia inerte y ,peor aún, a nivel microscópico?. En realidad las características propias de los seres vivos ,puedan o no ser pesadas y medidas, están ahí y lo están tanto o más que las de la materia inerte ( o aparentemente inertes). Los seres vivos quizás debieran ser considerados en si y por si mismos sin necesidad de ser “explicados” como efecto de otros principios distintos a ellos (tales como los químicos o físicos). Puede que los seres vivos estén construidos de substancias químicas ,tales como proteínas, grasas, ácidos nucleicos, etc., del mismo modo que una casa está hecha de ladrillo, cemento, conducciones , cables, hierro,… pero no podemos apreciar la dimensión real de lo que es un ser vivo si lo reducimos a proteínas en un tubo de ensayo, ni de lo que es una casa si la reducimos a escombros. Propiedades de la vida tales como la inteligencia o la voluntad, o aún el comportamiento o la forma de los órganos, tienen un valor definido que no se puede apreciar reduciéndolo a elementos químicos que ni por lo más remoto pueden manifestar esos comportamientos. ¿Los neurotransmisores cerebrales colocados en un tubo de ensayo pueden dar una conferencia o escribir versos de amor?. Al intentar explicar lo vivo desde lo no vivo se pierde la esencia peculiar que precisamente define la vida .¿No sería mejor intentar afrontar la vida desde sus niveles superiores ,aquellos que manifiesta en toda su complejidad, tales como el espíritu, en lugar de reducirla a pedacitos que ni siquiera podemos ver con los más potentes microscopios electrónicos?.
Se nos podrá decir ,por ejemplo, que la “prueba” de que el ADN es la “causa” de los caracteres de los seres vivos es que si lo manipulamos obtenemos cambios en el ser vivo en cuestión. Pero pensar tal cosa sería como pensar que ,como si modificamos los tipos de imprenta de la edición de un libro –tipos como los que antes se usaban para imprimirlos-, sus caracteres finales serán distintos (como sucede a los seres vivos si trastocamos los cromosomas), es que los tipos de imprenta son los autores ,la causa última –los “genes”- del libro. Y como encima la “causa” que opera sobre esos tipos es el azar, al final resulta que el autor de El Quijote no va a ser Cervantes, sino un rocambolesco “error de imprenta”. Y el más sencillo de los seres vivos es miles de millones de veces más complejo que la obra del genial escritor. Es como si alguien , al ver que se distorsionan o cambian de color las imágenes de un televisor tocando algunas partes internas del aparato, concluyera que sus imágenes provienen de esos componentes.
A lo más que llegamos manipulando los “genes” con los aparentemente sofisticados medios técnicos de que disponemos –en realidad toscos y burdos comparados con el más sencillo de los mecanismos naturales- es a intentar “trucar” los “dados” o la “moneda” biológica ( y además, a trucarlos a ciegas y con impredecibles consecuencias muchas veces). Nada más. Además no sabemos si esta complejísima “ruleta” en la que hemos convertido a los seres vivos que manipulamos admite tales “trucajes” sin riesgo (es más, sabemos que realizar tales enredos antinaturales, en los que se llega a mezclar irresponsablemente “genes” de especies muy distantes,es muy peligroso).
Lo llamativo es que, con tan gran ignorancia de cual es la causa real que produce los cambios en los seres vivos en la Naturaleza, haya algunos científicos-empresarios que se atrevan a acometer artificialmente las graves manipulaciones que desarrollan. Acaso muchos de los “avances” en Biotecnología ,los “increíbles” descubrimientos en manipulación genética (lo de “genética” siempre debería aparecer entre comillas), deberían ser vistos con más cautela. No debiera permitirse que se manipule algo que realmente no se sabe como funciona , tan sólo porque , aunque a ciegas, se obren cambios de los que se obtenga un beneficio económico puntual. Tales ciegas intervenciones podrían causar desaguisados. Y mejor no hablar del descaro de “patentar” formas de vida (suplantando a Dios o a la Naturaleza), para ponerlos en venta. Por no hablar de la clonación. Y todo sin conocer en absoluto (¿o quizá si, pero intentando ocultarlos?) los peligros enormes que están generando con ello.
La “Genética” se ha convertido, en parte, de hecho, en una de esas ramas del “saber” científico, emblemáticas en muchos aspectos en cuanto a falta de respeto y de profanación que viola hasta lo más íntimo y sagrado de la Vida en la Tierra. Emblemático también de esa concepción que sitúa al hombre como un singular y mercantil “dios” creador , poniendo su copyrryght no a lo que el crea (que es bastante poco dicho sea de paso, por no decir nada) sino sólo a lo que pervierte , a lo que manipula, a lo que estropea, a aquello en lo que interfiere de una verdadera y sublime Creación ,cuyas causas no comprende ni conoce. Y cada vez las conocerá menos mientras se siga perdiendo la vista en observar partículas aisladas en los microscopios (o ni siquiera observar nada en el caso de las moléculas , de las que sólo se tienen teorías o referencias muy indirectas y ,probablemente, cuajadas de errores e imperfecciones) ,haciéndose miope para contemplar la vastedad infinita de una sinfonía viviente que puede observarse a simple vista. Se es ciego para la globalidad de cada ser vivo como ente complejo, compuesto de millones de millones de células. Y, por supuesto, se es ciego para el comportamiento de la Biosfera , integrada por billones de seres. Y esta ceguera de no tener una visión global, ecológica, sino parcial, microscópica, lleva a producir cambios artificiales que entrarán en colisión con ese conjunto que ni siquiera se ve. Todo esto no es algo anecdótico ,sino más bien algo esencial que –ampliándolo más allá del campo estricto de la Biología- está en la base de muchos de los problemas que hoy padece nuestro planeta.
Es como si nuestro planeta estuviera enfermo de cáncer y el “tumor” fuese cierta parte de la Humanidad, a causa de cierta forma de interpretar las cosas que tienen algunos de sus integrantes. Porque el espíritu del cáncer es el de la célula que se comporta independientemente del organismo que la envuelve. Como si todo no tuviera un único espíritu, sino cada cosa el suyo independiente del resto. Como si cada cosa pudiera ir por su cuenta. Precisamente el mismo enfoque que pareciera deducirse del proceder de ciertos investigadores de los que hemos hablado y que pareciera por ello como si estuvieran llamados a inocular, si se me permite la expresión, cierto “espíritu canceroso” ,esto es ,conflictivo o disarmónico, en los seres vivos que manipulan. Estos planteamientos –poseídos obviamente no sólo por algunos “genéticos” sino por otros científicos (físicos, químicos, etc)- pueden llevar a cierto deterioro o destrucción de la armonía que la vida representa. Todo ello como consecuencia directa de la aplicación de cierta clase de racionalismo que destruye, que rompe, que fractura la realidad con el pretendido afán de estudiarla. Cierto racionalismo que puede conllevar también en algún caso un exceso de auto-confianza e incluso de endiosamiento del hombre que lo profesa. Y es ante esto que a veces me ronda una pregunta por la cabeza, referida a la “genética”. ¿No será que consciente o inconscientemente, se llamó precisamente “Genética” a esta Ciencia como en un afán consciente o inconsciente de destronar o suplantar al Dios del Génesis (Genética = Génesis)?. Y lo preocupante es que creo que, en algún sentido, sí. Que algunos hombres, que parecieran adoradores de un azar absoluto (o ,en cierta forma, de cierta ignorancia que hay tras él) ,pueden tener cierta tentación de verse a si mismos en alguna medida como unos nuevos “dioses del Génesis”. Ahí tenemos, por ejemplo, a Craig Venter, hombre de negocios científico –uno de los principales responsables de la secuenciación ,con no pocos errores, del supuesto “genoma” humano- que ya dice incluso que va a “crear vida” en el laboratorio. Como si estuviese al nivel de Dios en el Génesis.
Y son muy pocos los que desde dentro de la casta científica critican estas cosas. Aunque hay excepciones como la de Erwin Chargaff, que llegó a ser una eminencia mundialmente reconocida en las cosas del ADN ,y acabó asqueado de cierta Ciencia incapaz de respetar nada y de ponerse límites éticos. Denunció que “las ciencias naturales forman parte del capitalismo canibal en que vivimos” y , aludiendo al descaro de patentar seres vivos, ironizaba “si Newton viviera hoy patentaría la gravedad y tendríamos que pagar para caminar a gusto”, sentenciando: “hay dos núcleos que el hombre no debió haber tocado jamás: el núcleo atómico y el núcleo celular. Y la ingenieria genética va a traer consecuencias mucho peores que la energía atómica”. Que cierto es lo que dice acerca de esos dos núcleos que no debieran haberse profanado (espero sin embargo que ,pese a todo, las consecuencias no sean tan catastróficas y que sepamos enderezar la cosa). Aunque obviamente hay otras muchas cosas que no debieran haberse hecho y no sólo las que él citaba. ¿Qué decir por ejemplo de la “creatividad” de los químicos, produciendo,al servicio como siempre de poderosas industrias, decenas de miles de substancias artificiales sin importarles los graves desequilibrios que están generando en la química natural que permite el funcionamiento de la Vida en el planeta?. Y no nos extenderemos con otras disciplinas científicas que han tenido similares resultados. Si no hablo aquí de sus efectos positivos es porque eso ya lo hacen muchos y creo que es necesario compensar. Y porque lo que se requiere precisamente es alertar de los riesgos que están siendo ignorados o minimizados. Quizá ya halla demasiados “optimistas” del Progreso que miran continuamente para otro lado frente a sus efectos perniciosos. Seguramente por que es más cómodo y más rentable para ellos, ya que defienden lo que hoy domina en el mundo.
Como vemos, en ocasiones no hay tanto conocimiento, y no digamos sabiduría, como parece detrás de la Ciencia, más allá de los deslumbrantes resultados prácticos, tan exagerados a veces por la propaganda como disimulados sus posibles perjuicios. Muchas veces ,simplemente, se considera más “científico” aquello que ,por ejemplo, va a favor de ciertos grandes intereses económicos ,ideológicos o políticos, y menos “científico”, aunque realmente esté mejor demostrado, lo que va contra estos intereses (sin necesidad de llegar a hablar de los casos peores, relacionados con cierto carácter que podría definirse como “mercenario” por parte de algunos investigadores). Por no hablar de la pobre visión que nos ofrecen acerca de la Vida, a la que ,como hemos visto, no pocas veces, se dedican a profanar o a mostrarnos con unos tintes poco edificantes. Por ello ,y por otras cosas, quizá deberíamos estar menos acomplejados a la hora de criticar algunas formas imperantes de ver la Naturaleza, y más libres de proponer otras.
Al fin y al cabo ¿que es verdad y que es mentira?. Muchas veces se vende como verdad “científica” lo que no es más que la “verdad” de una gran multinacional petrolera, química, biotecnológica,… Es más, curiosamente , los argumentos económicos suelen tener la misma apariencia de seriedad y formalidad que los científicos. Y quien los utiliza suele aparecer revestido de la misma imagen de persona perfectamente “racional” y ,por tanto, más digna de respeto –cual si fueran “santones” del dólar o el petróleo- que quien alude a otras consideraciones (como ,por ejemplo, pudieran ser las espirituales).
Me refiero a que, y por no entrar en polémicas, los hombres espirituales tenemos derecho a tener la cabeza tan alta al menos como los racionalistas. Que podemos decir que la Naturaleza es sagrada con tanto orgullo al menos, como el que tienen los que dicen que nada es sagrado. Que podemos decir en público sin avergonzarnos que Dios nos habla en una encina, tanto como el que diga que Dios no existe y que esa encina no es más que un conglomerado de sustancias químicas que se mueven al azar. Y digo que podemos expresar esas cosas al menos con “tanto” orgullo, como he dicho antes, para no polemizar más. Porque realmente creo que los hombres espirituales tienen menos motivos para avergonzarse ,y al estado actual del planeta me remito, que los racionalistas.
Al margen de todo lo dicho, y por adoptar una posición más neutra, es probable que muchas cosas no sean buenas ni malas sino en función de la dosis de cada una. Esto es, en base a si se da una correcta proporción entre las cosas y sus contrarias, de modo que exista cierta armonía. Es decir, que lo malo no es acaso que la Razón tenga un papel, sino su desproporcionado tamaño. Y lo que sucede hoy es que la desproporción es tal que el sueño goyesco de la razón –o del racionalismo- está generando tales monstruos ,monstruos tan hipertrofiados, tan gigantescos, que cualquiera de las peores amenazas que pudiera imaginar o soñar el hombre de la antigüedad en sus pesadillas se ha quedado en nada comparado con algunas de las cosas actuales. Es probable que si lo que prevaleciese en el mundo fuese el exceso de lo etéreo o lo mágico yo me pusiera más racionalista entonces, -de hecho a veces lo hago cuando mi interlocutor tiene los pies demasiado en las nubes- pero de lo que hoy hay exceso es de racionalismo , cientifismo ,utilitarismo o mercantilismo, como se ve claramente, por ejemplo, en la crisis que atraviesan las llamadas Humanidades. En este sentido podría hablarse mucho también de cómo la prevalencia de la formación científica está generando una creciente destrucción de la que siempre ha sido considerada la verdadera cultura). La situación actual está creada por lo que está creada, y desde una posición que se pretenda honrada hay que denunciarlo. Por ello, para compensar, es evidente que replantearnos la dirección y el sentido en el que vamos y ,por tanto, intentar volver ,desde la perspectiva que sea hoy conveniente, a las visiones espirituales (no materialistas) de la vida. Como el racionalismo y doctrinas afines han desacralizado el mundo , con algunos tan terribles efectos, el antídoto es resacralizarlo, cosa que obviamente no puede hacerse a través de las formas de ver el Cosmos que emanan del racionalismo ,sean estas, por ejemplo, científicas, tecnológicas o económicas. El remedio a lo que sucede ,contra lo que muchos proponen, no está en un mundo en el que sólo prevalezcan la Ciencia y en la Tecnología, condenando todo lo demás a las tinieblas exteriores, como muchos se empeñan en creer y en hacer creer a los demás, como si fuese la única salida. Por paradójico que parezca, creo que todo lo inteligente es paradójico, incluso la ciencia perderá su mejor fuente de inspiración si se aísla de otro tipo de cosmovisiones.
Copyright Carlos de Prada
Hola Carlos,
Te seguía cuando parecías en un programa de Antena 3 tadio (¿u Onda Cero?, no recuerdo). Desde entonces no se nada de ti. Con Miguel Angel García Juez, creo recordar.
He leido casi todo este artículo. Y digo «casi» por que en ocasiones me he perdido. Entre la letra pequeña, lo extenso y el mesclar varias cosas, he perido el hilo en varias ocasiones. En mi opinión, tendrías que haber dejado el asunto de la manipulación genética para otro artículo y haber hablado aquí solo del «azar».
Tembien, y siguiendo con mi siceridad, te diré que es la primera vez que me decepcionas.
Lo quieras o no, el azar es muy importante en la evolución; y te daré un dato MUY llamativo. Hace 65 millones de años cayó un meteorito en el planeta (por azzar) y causó la extinción de los dinosaurios. Esto favoreció la evolución de los mamíferos. Si no hubiese sido por esto, quizás ahora el planeta estaría en manos de unos reptiles inteligentes que mientras sacan la lengua de manera compulsiva afirmarían estar a imagen y semejanza de Dios.
Despues de tanto escribir no me ha quedado claro si eres Darwinista, Lamarquista, Creacionista o que.
Hablas del ejemplo de la jirafa en un tono poco serio, incluso burlón y no es tan difícil de entender. Te pondré yo otro ejemplo que por lo cercano, creo que será más fácil de entender:
Todas las mujeres son diferentes (tan diferentes como las jirafas entre si) unas tienen más facilidad en parir que otras (unas mueren de parto y otras paren «como conejas» y se les caen los niños camino al hospital). A esto le podemos llamar la diversidad «al azar». Luego viene la «selección natural» de la que habla Darwin; o sea, las mujeres de parto dificil suelen tener menos hijos que las de parto fácil (es más pueden morir en el primer parto). Luego viene lo de heredar caracteres; o sea: las mujeres de parto difícil tinen más problemas en heredar esa caraterística por falta de hijos; en cambio las de parto fácil tienen más oportunidades de trasmitir esa característica. Siguiendo las generaciones es fácil adivinar que en el futuro las mujeres, gracias a la evolución se librarán de esa «maldición divina».
Otra cosa es que la medicina interfiera en la evolución permitiendo los nacimientos por cesárea; pero de hecho, hay más mujeres de parto fácil en África que en Europa. También depende de la evolucion del tamaño de la cabeza. Quizás en un futuro, la especie humana se separe en dos (como en tiempos de los homo erectus) y hayan humanos de parto natural en África y humanos de parto asistido en Europa.
No quiero estenderme. En otra ocasión te daré mi opinión respecto al azar en los genes y los filtros por los que pasa hasta conseguir las maravillas que conocemos.
Querido amigo: era con Antonio Herrero, en Antena 3. La teoria que expones es conocida. Pero creo que debes detenerte en lo que dijo Poincaré: el azar no es más que LA MEDIDA DE NUESTRA IGNORANCIA. Es decir, el meteorito (si es que cayó y produjo aquello, ya que no es más que otra teoría) no cayó por azar, sino que nosotros DESCONOCEMOS por qué cayó. En lo de la evolución es lo mismo. Al margen de lo de la selección natural que me explicas, lo importante es, no como se conservan las diferencias que aparecen sino POR QUÉ APARECEN y cual es su CAUSA. Y como eso se desconoce se dice que es al azar. EL AZAR ES EL DESCONOCIMIENTO DE LA CAUSA DE ALGO. No sé si has reflexionado debidamente acerca de lo grave que es que un científico confunda SU DESCONOCIMIENTO SUBJETIVO con la CAUSA OBJETIVA de lo que estudia. Es un error tan monumental , de tal tamaño, que no cabe en el cosmos. Y ,por cierto, ni el propio Darwin cayó en él, aunque sí muchos de sus seguidores. Te estoy hablando no de un pequeño error, sino de algo tan notable que no es que sea una pequeña precisión, sino una especie de enmienda a la totalidad. Pero a veces los árboles no nos dejan ver el bosque.
Amigo Carlos, veo que llevas el concepto “azar” a sus últimas consecuencias. Evidentemente el meteorito no cayó por “azar”, si no porque su trayectoria se cruzó con la de nuestro planeta. ¿Y porqué se cruzó?, supongo que se producirían circunstancias que desconocemos que lo hicieron posible (si cayó en verdad). Pero visto así las cosas, incluso tirando un dado el numero que sale no es debido al azar; si no como consecuencia del peso del dado, del impulso del lanzamiento, de las leyes físicas que rigen los rebotes de dos materiales, del viento que haga, etc, etc. Hombre, puestas así las cosas, evidentemente Poincaré tiene razón; pero esto es llevar las cosas al absurdo. EL concepto de “azar” y la estadística se inventaron para tener un conocimiento aproximado de fenómenos muy difíciles de calcular y/o averiguar (incluso imposibles de hacerlo).
Me resulta realmente sorprendente que seas tan exigente y riguroso en asuntos como este y en cambio te declares cristiano; cuando la Biblia afirma cosas espectacularmente descabelladas como, por ejemplo, que Dios “inventase” los idiomas para evitar que se construyera una torre, en Babel, que llegase hasta el cielo; cuando todo el mundo sabe que es imposible llegar así, ni siquiera a la Luna.
Pero nos estamos desviando de la cuestión (Por cierto, sigues sin decirme si crees en la evolución de Darwin, de Lamarck, si crees en una evolución guiada por Dios o si eres creacionista). Creo interpretar, por tu artículo, que no eres Darvinista porque lo de las mutaciones al azar no te cuadra. Es comprensible; lo mismo me pasaba a mi hasta hace unos años; pero después de leer por aquí y por allá, ahora lo tengo más claro; así que vayamos por partes.
Es evidente que hay evolución. Por lo menos eso parece por el registro fósil, entre otras cosas. Ahora la cuestión es averiguar cual es el motor que mueve esa evolución, y se presentan varias teorías.
1) Dios la dirige.
No parece muy creíble porque, a pesar de lo maravillosa que es la Naturaleza, es un poco “el invento del TBO”: maravillosos y sorprendentes cachibaches que funcionan pero que si hubiese una verdadera inteligencia detrás los habría hecho mejor y mucho antes. Te podría poner un montón de ejemplos.
2) La teoría de Lamarck
Siempre he simpatizado con ella y, aunque ahora me considero Darvinista; pero albergo la esperanza que muy en el fondo de la célula haya algún elemento que influya en la evolución. Básicamente se basa en la idea de que la actividad de un ser vivo puede influir en sus descendientes, abriendo camino en su evolución. En mi infancia estaba convencido que si tomaba mucho el sol, mis hijos nacerían un poco más morenos que yo.
3) La teoría de Darwin, que consiste en que el medio selecciona a los más aptos entre la variedad de los individuos.
Ahora bien; esa variedad, que existen incluso en hijos de mismos padres, debido a que estos transmiten sus genes al AZAR (o sea, mismos padres tienen hijos diferentes entre si), se presenta en varios niveles:
Hay un nivel, que podríamos llamar de evolución lenta, debido a la simple mezcla de genes de los progenitores y un ejemplo es lo que te comentaba de las mujeres de fácil o difícil parto. Y hay otro nivel, que podríamos llamar de evolución más rápida en el que a ese intercambio de genes heredados de los padres, se añade alguna mutación.
Esas mutaciones se producen, en principio, al AZAR, debido a: padres muy mayores, ambientes radiactivos, ambientes contaminados, tabaco, etc. Y digo “al azar” porque es prácticamente imposible saber a que gen va a afectar el exponer a una mujer embarazada a los rayos X, por ejemplo.
Las mutaciones genéticas existen y prueba de ellas son los niños con trisomía 21 (síndrome de Dawn), la acondroplasia (enanismo), etc, etc y que se acentúan, estas mutaciones, en función de como aumentan los ambientes contaminados, radiactivos, etc.
Conviene aclarar que la palabra “mutante” tiene muy mala prensa pero todos los seres vivos somos mutantes de los seres de los que hemos evolucionado: los hombres blancos no somos más que negros mutantes cuya mutación afecta al color de nuestra piel; los hombres negros no son más que homos erectus mutantes y estos a su vez son homo habilis mutates, etc, etc.
Pero, ¿pueden ser las mutaciones “al azar”?. Los genes son como las letras de un texto; así que si se produce cualquier error, al azar, lo más probable es que se traduzca en una falta de ortografía. Es muy raro (aunque no imposible) que un error mejore la redacción de un texto. Entonces, si las mutaciones son al azar y, por lo tanto, las mutaciones perjudiciales son muy mayoritarias respecto a las beneficiosas, ¿como es que no estamos invadidos de seres con malformaciones?; pues porque las mutaciones perjudiciales, aunque abundantes, son filtradas y eliminadas, mientras que las positivas, aunque escasas, se transmiten, conservan y acumulan a lo largo de millones de años de evolución.
Los genes han desarrollado una especie de filtro que elimina la inmensa mayoría de las mutaciones negativas. Este mecanismo tuvo que crearse en los inicios de la vida, como parte de los mecanismos de reproducción de los seres vivos y se ha perfeccionado con el tiempo.
Este mecanismo funciona de la siguiente forma: todos los seres vivos recibimos un código genético duplicado: Nuestros padres nos transmiten sus características a través de los genes que portan lo espermatozoides y lo mismo hace nuestras madres con su óvulo; por eso se dice que tenemos 23 PARES de cromosomas y nuestros genes forman una DOBLE hélice.
¿Pero qué características heredamos nosotros; las de nuestro padre o las de nuestra madre?. Pues depende. Si los genes que definen una determinada característica son iguales; por ejemplo, el padre y la madre transmiten los genes de los ojos marrones, el hijo también los tiene (se dice que el hijo es homocigótico respecto al alelo que define esa característica); pero si son diferentes (ojos negros del padre y ojos azules de la madre) uno adquiere la condición de dominante y el otro de recesivo (se dice que el hijo es heterocigótico respecto a el alelo que define esa característica) y el hijo, en su fenotipo tiene el color de ojos del alelo dominante. El alelo recesivo no se manifiesta pero puede transmitirse a sus descendientes.
Pues bien; es prácticamente imposible que una mutación afecte al par alélico (tenemos ¡3.000 millones de pares de bases!); así que en la inmensa mayoría de las ocasiones, el gen mutado adquiere el carácter de recesivo (no se manifiesta) y es relevado por su par normal.
Un ejemplo de esto es el albinismo. Para que haya un ser albino, el padre y la madre tienen que ser portadores de ese gen pero no se manifiesta por estar en estado recesivo. Cuando el padre fabrica los espermatozoides, reparte al AZAR, el gen del albinismo, en unos, y su par normal, en otros. A su vez, la madre carga en el óvulo con la mitad de sus genes y entre estos el gen del albinismo o el normal, al AZAR; si coincide en que ambos progenitores han aportado el gen del albinismo, el hijo es homocigótico respecto a ese alelo, no tiene gen normal y no le queda más remedio que ser albino.
Este es el principal filtro que impide la proliferación de mutaciones; pero aún quedan otros. Si después de todo, la mutación se manifiesta (como el caso del albinismo expuesto), la selección natural hace que el albino, menos apto para resistir la radiación solar, muera de cáncer. También, muchas culturas interpretan ese albinismo, como una maldición de los dioses y lo acaban matando; pues, aunque Poincaré haya dicho que “El azar no es más que la medida de nuestra ignorancia”, lo que es verdaderamente medida de la ignorancia es atribuir a los dioses todo aquello que desconocemos; ignorancia y vagancia, porque es mucho más cómodo atribuir las cosas que desconocemos a un misterioso mago todo poderoso, que molestarnos en averiguar las causas.
Sea como sea, una vez manifestada la mutación, si esta no supone una ventaja, el medio elimina el ser mutante de una u otra forma; impidiéndole que transmita su malformación. En esto consiste la teoría de Darwin.
Pero, ¿realmente hay alguna prueba que demuestre que los humanos somos “simios mutantes”?. Pues claro. Los chimpancés tienen 24 pares de cromosomas y los humanos 23; sin embargo solo nos diferenciamos en un 1% de los genes. ¿Como es posible que nos diferenciemos tan poco cuando tenemos nádamenos que un par de cromosomas menos?. O sea, que si un par de cromosomas es un par de “paquetes” de genes, deberíamos tener 1/24 de genes menos.
Los cromosomas son “paquetes” de genes delimitados por unos genes marcadores denominados telómeros y con otro marcador central llamado centrómero; teniendo la estructura siguiente: T—–C—–T. Pues bien: todos los cromosomas humanos tienen esa estructura, menos el cromosoma dos que tiene la estructura T——C——T—–C—–T; o sea, el cromosoma 2 es la unión de dos cromosomas. Esta estructura demuestra que en un momento de nuestro pasado, una mutación afectó al telómero final del cromosoma dos y en vez de dar por completado el “paquete”, lo empalmó con el siguiente. Esta mutación, según Francisco Ayala, pudo provocar que aquél primitivo simio caminase erguido y eso le supusiera una ventaja en el medio donde vivía (supuestamente cerca de una sabana); quizás le facilitaba el ver antes a los depredadores y huir de ellos, o quizás le permitió tener las manos libres y con ello poder transportar el doble de alimento. La cuestión es que consiguió transmitir esa característica a todos sus descendientes.
Todo esto es muy interesante y explica cosas como, porqué la hemofilia afecta más a hombres que a mujeres o porqué es mala la consanguinidad (porque facilita la aparición de mutaciones por homocigosis), etc.
Querido amigo:
En realidad la discusión que nos traemos tú y yo daría para un libro de debate. Son temas apasionantes, sobre los que se ha discutido mucho. Te aseguro que me encantaría discutir contigo en persona si la escasa disponibilidad de tiempo que nos deja el mundo moderno me lo permitiese. de hecho he discutido sobre estos temas infinidad de veces con mucha gente. La verdad es que disfruto discutiendo y creo que con ello, al margen de que se convenza o no al interlocutor, se van enriqueciendo las ideas respectivas. Lástima que ande tan liado y , al final, tenga que resumir.
Paso a comentarte algunas cosas.
Veo que te resistes a asumir lo que implica lo del azar al cien por cien. Pero el azar es lo que es y no otra cosa: la medida de nuestra propia ignorancia. Y por ello, no debiera ser tomado como base objetiva de explicación de ningún fenómeno natural. Simplemente debería decirse «se produce una mutación sin que sepamos por qué». Pero reconocer éso implica reconocer que se desconoce la causa de la mutación. Y como la mutación es el motor primero de la evolución, implicaría reconocer el desconocimiento de la causa última de la evolución.
El que luego la mutación sea seleccionada no cambia éso. No cambia que se desconozca la causa de la mutación o , lo que es lo mismo, al fin y al cabo, de la evolución.
Todas las explicaciones que me dás no resuelven esta cuestión. Y como podrás imaginar me he leído lo que no te puedes imaginar acerca de los genes, el ADN , las recombinaciones genéticas,… etc, etc. Y , sinceramente, todo eso son construcciones intelectuales , basadas en onservaciones, pero que no resuelven esa ignorancia de base acerca de las causas. Podríamos dar muchas vueltas sobre ello pero es, matemáticamente, así.
Dices que soy muy «exigente» con lo del azar y que, sin embargo, como si fuese algo antagónico, me declaro cristiano. Precisamente el ser tan exigente con errores científicos o filosóficos de tal calado me hace apreciar que en la vida no podemos ponernos unas orejeras determinadas. Esto es, que no sólo la visión reduccionista de cierta ciencia es digna de que la tengamos. Que no puede ser que algunas personas critiquen ,pongamos por caso, a la religión (que obviamente, como todo, tiene cosas criticables) pero que, al mismo tiempo, se tribute culto ciego a la ciencia, dando por buenos todos sus dogmas -y de eso hay mucho en el neodarwinismo- como si fuesen cosa de una doctrina incuestionable. Hoy mucha gente da culto a la ciencia , sabiendo muy poco de ciencia, como decía Unamuno, sin entender nada, simplemente como acto de fe. Fe ciega y dogmática. Como lo que se critica a veces de la religión. Muchas gente repite teorias que les han dado hechas, sin molestarse en cuestionar sus posibles puntos débiles. Creo que en ciencia,y más ante la realidad de un mundo sometido al materialismo, muchas veces ,demasiadas, se hace poco caso de éso de la duda metódica. Simplemente se repiten las teorias que se dan por reconocidas.
Sobre lo de Lamarck, te sugiero que abras El Origen de las Especies de Darwin, por el capítulo titulado ,curiosamente, «sobre el uso y el desuso de los órganos». Creo que hoy en día mucha gente habla de Darwin sin haberse molestado ni en leerlo. Darwin, querido amigo, era lamarckiano, al margen de que luego propusiera su mecanismo de la selección natural. Claro que actúa la selección natural. Me preguntas si soy lamarckiano o darwinista. Y te respondo, no tengo por qué ser ni una cosa ni la otra. Tengo en mucho aprecio mi propia materia gris, como para limitarme a aplicar a mi encéfalo un molde creado por otro, sin haber pensado por mi cuenta. No es orgullo. es simplemente que quiero usar mis propias neuronas sin limitarme a repetir cosas como un loro. Así pues, digamos que Darwin, a mi modo de ver, tiene una parte de la razón, pero no toda y, como él, pienso que hay que considerar algo de lo de Lamarck. Y al igual que Darwin, creo que el azar es nuestra propia ignorancia.
Querido amigo, pienso que si Darwin levantase la cabeza renegaría de muchos de los que dicen seguir sus teorias.
Y llegamos a lo de Dios. Sé que hay formas muy simplistas de afrotar esta cuestión. Sé que hay quienes confunden las imágenes de algo, imágenes simbólicas, filosóficas,… creadas por el hombre para definir cosas como estas, con lo que estas cosas son en realidad.
Pero en estos temas hay que ser más fino. Aludes a lo de la Torre de Babel.
Querido amigo. En la cultura humana, por fortuna, hay muchas más cosas que ácidos-des-oxi-ribo-nucleicos. Hay muchas formas de describir la realidad que no son «científicas». Existe la poesía, la música, los sentimientos,… Y todas esas cosas, aunque no supongan racionalismo alguno, son necesarias. Como es necesaria el agua, aunque el agua no haga disertaciones sobre el adenosíntrifosfato.
A ése tipo de cosas pertenece el sentimiento religioso.
y dentro de una misma persona, pensemos en un científico, puede caber , a la vez, poesía y ciencia.
Creo que otra cosa sería empobrecedora e incluso torpe.
¿Que hay contradicción?. Bendita sea la contradicción. No sé si comprenderás mi razonamiento, pero yo creo que todo lo que no encierra una contradicción no es inteligente.
Las realidades son complejas, multiformes. Y si uno puede ver las cosas en diferentes planos, con diferentees colores, con distintos prismas, ¿por qué ha a quedarse solo con las orejeras hiper-racionalistas?
¿Sabes lo que creo?. Que lo que se ponen las orejeras ultra fundamentalistas del racionalismo, al final, no es sólo que puedan tener un espíritu menos desarrollado, ya que no creen en él, es que se niegan una puerta a través de la cual han surgido muchas intuiciones científicas. Muchas genialidades. Todo en la vida tiene que ver con todo. Todo enriquece a todo. Ello lo han visto muchos científicos creyentes.
Yo no soy de aquellos que se atrincheran en un bando y dicen: o crees en Dios o crees en la ciencia. para empezar porque los que plantean así las cosas, son fundamentalistas. Para quienes ven así la ciencia, la ciencia es su dios. Y ,por tanto, es un dislate que cuestionen a los que creen en Dios.
Mi visión de Dios es muy clara y nace, en alguna medida, de mi condición de naturalista. Como naturalista sé que los ecosistemas son organismos, de los que cada criatura: el azor, la encina, los microroganismos,… vienen a cumplir el papel de diversos órganos. Hya un flujo de energía, de agua, de nutrientes,… como lo hay ,por ejemplo através de la sangre, en nuestros cuerpos. En cierto sentido, todos y cada uno de nosotros somos «células» de la Biosfera (lamentablemente muchas veces cancerosas).
Ahora piensa en una de las células de tu propio cuerpo. Probablemente , dentro de la limitada capacidad de recibir información que tenga esa célula, esta pueda creer que solo existen las células vecinas. Que esos son todos los «seres» que hay en el mundo. Sin embargo, es evidente que no es así, que esa célula forma parte de un Ser Superior. En tu caso ese ser superior se llama Paco Cuéllar.
Pero Paco Cuélllar , sea consciente de ello o no, es «célula», a su vez, de otro Ser Superior. Otro ser que, al igual que Paco Cuéllar mueve sus manos, mueve los órganos de la Biosfera.
¿Es algo tan raro?. ¿Es una idea tan descabellada?- ¿No tiene ninguna base percibir esa realidad en el comportamiento de la Biosfera?
¿Por ver algo así está uno como una cabra y eso cuestiona su capacidad intelectual o científica?
Sinceramente, Paco, creo que es al contrario.
Da igual como quieras llamar a ése ser superior. Sé que a muchos, acaso puedan saliros sarpullidos llamarlo Dios, porque confundís esa realidad con las ideas humanas acerca de él.
Lo que sucede es que a mí no me salen. No doy por bueno todo lo que la cristiandad ha pensado, dicho o hecho, pero creo que ,sinceramente, hay mucha sabiduría en esta religión (al margen de los errores de algunos)
Entre otras cosas, en la Biblia (no en las deformaciones que algunos hayan querido hacer) hay una visión donde la Naturaleza es algo muy importante- Una visión muy semejante, en el fondo, a la que te he descrito de la realidad orgánica de la Biosfera o el Universo.
Ya sé que hay muchos cristianos que no han leído la Biblia, como hay muchos darwinistas que no han leído a Darwin, pero yo no tengo la culpa de éso.
Por último te diré que siempre me ha llamado mucho la atención cierto enfoque de muchos ecologistas. Son ecologistas que admiran , yo que sé, a los indios, por lo ecológicos que eran.
Sin embargo, querido amigo, los indios creían en el Gran Espíritu. Es más, y me gustaría que analizases la cosa con seriedad, ¿no tendrá algo que ver la pérdida de espiritualidad de nuestra civilización con la devastación masiva de la Naturaleza?. ¿No tendrá que ver el culto fundamentalista a cierto mercantilismo científico-tecnológico con una buna parte de lo que está sucediendo?. Si repasas la Historia, verás como el comienzo del culto desaforado y excluyenta a la «Diosa Razón» coincide con el comienzo de la devastación masiva de la Naturaleza, Revolución Industrial, etc?
En definitiva, nunca dejará de sorprenderme que quienes dicen querer defender la Naturaleza tengan un sistema de referencias que, en su base, es el mismo que tiene que ver con su devastación. Sé que es duro reconocerlo. Pero es así.
En definitiva. Lo que yo defiendo no es el darwinismo, ni el lamarckismo ni cierto torpe y acientífico creacionismo. Lo que defiendo es algo que aún nadie ha elaborado y que, si acaso, tendría que elaborarlo yo por lo que veo, y se acaso podría definirse como , yo que sé , «creacionismo inteligente». Tal idea se basaría en, sin contradecir lo que realmente sea ciencia rigurosa, y dando por supuesta la realidad evidente de la evolución, aunque descartando cosas acientíficas como lo del azar, entender que no hay una «ignorancia» (azar) tras todas las cosas sino, y simplemente por la observación objetiva de lo que vemos, una fuerza organizativa que mueve todas las cosas dentro de una Unidad. Si a esa Unidad no queréis llamarla Dios, llamadla como queráis.
Yo la llamaré Dios. Y por ello no creo que mi razón se nuble un ápice.
No es que quiera darte la paliza es que, para una vez que puedo tener un debate inteligente, lo quiero aprovechar en el escaso tiempo que me da mi trabajo oficial, mi trabajo casero y mi trabajo voluntario en Proyecto Gran Simio.
Dices que “En la cultura humana, por fortuna, hay muchas más cosas que ácidos-des-oxi-ribo-nucleicos. Hay muchas formas de describir la realidad que no son “científicas”. Existe la poesía, la música, los sentimientos,… Y todas esas cosas, aunque no supongan racionalismo alguno, son necesarias”.
Pero es que yo creo que, incluso detrás de esas cosas, hay racionalismo; un racionalismo que aún desconocemos pero que debe de estar; porque donde no hay racionalismo, hay irracionalidad (o superstición) y los humanos somo animales racionales.
Mira, precisamente de esto estaba hablando ayer con mi mujer. Su padre ha sufrido un infarto cerebral que le ha afectado, en parte al habla y en parte a la memoria. Hay palabras que le cuesta pronunciar y le es imposible enlazar recuerdos del pasado con el presente. Hay cosa de ahora que ha olvidado de donde vienen y cosas del pasado que desconoce como han desaparecido. Ha dejado de oír la radio como acostumbraba; ha dejado de ver la televisión porque no la entiende. Se pasa el día viendo la gente pasar por la calle y a veces me dice: “Me estoy volviendo loco, no se que pasa”.
Es curioso. Por una parte, cuando se funde algo en un ordenador, nada funciona; si embargo un cerebro está hecho de tal forma si se funde una parte, el resto sigue como buenamente puede. Pero por otra parte, me pregunto: ¿A donde se ha ido su capacidad de entender la música o la poesía?, ¿que ha sido de sus sentimientos?, ¿donde está su alma ahora?. Su riego sanguíneo ha dejado de alimentar una serie de neuronas y con ello se ha ido al garete, la poesía, la música, la espiritualidad. Detrás de todo esto solo hay conexiones neurológicas. No somos más que máquinas biológicas. Es muy bonito hablar de poesía cuando todo funciona a la perfección; pero los fallos, los accidentes y la muerte, nos devuelve a la realidad. El “no somos nada” es la expresión natural en cualquier funeral; pero, ¿quien nos creíamos que éramos?; NADA.
Dices: “Mi visión de Dios es muy clara y nace, en alguna medida, de mi condición de naturalista. Como naturalista sé que los ecosistemas son organismos, de los que cada criatura: el azor, la encina, los microroganismos,… vienen a cumplir el papel de diversos órganos. Hya un flujo de energía, de agua, de nutrientes,… como lo hay ,por ejemplo através de la sangre, en nuestros cuerpos. En cierto sentido, todos y cada uno de nosotros somos “células” de la Biosfera (lamentablemente muchas veces cancerosas).
Ahora piensa en una de las células de tu propio cuerpo. Probablemente, dentro de la limitada capacidad de recibir información que tenga esa célula, esta pueda creer que solo existen las células vecinas. Que esos son todos los “seres” que hay en el mundo. Sin embargo, es evidente que no es así, que esa célula forma parte de un Ser Superior. En tu caso ese ser superior se llama Paco Cuéllar.
Pero Paco Cuélllar , sea consciente de ello o no, es “célula”, a su vez, de otro Ser Superior. Otro ser que, al igual que Paco Cuéllar mueve sus manos, mueve los órganos de la Biosfera.
¿Es algo tan raro?. ¿Es una idea tan descabellada?- ¿No tiene ninguna base percibir esa realidad en el comportamiento de la Biosfera?”
Sabes que muchos biólogos critican a quienes antropoformizan a los animales; perdona pero creo que tu llegar a antropoformizar a ecosistemas enteros. Puede haber paralelismos entre el hombre y los animales; pero un hombre es un hombre y un caballo un caballo. Puede haber paralelismos, incluso poéticos entre el hombre y los ecosistemas pero de ahí a antropoformizar lo último hay una distancia. Puede haber paralelismos entre los átomos y los sistemas solares; pero no son lo mismo. Y ya suponer que, como hay células que perteneces a un cuerpo, esto significa que ese cuerpo forma parte de otro Ser Superior, es mucho imaginar; porque ¿por qué terminar aquí esa cadena?, ¿porque no imaginar que ese Ser Superior depende de otro más superior aún?.
Yo, como Spinoza, puedo creer en un “ente” superior; creador de todo; incluso de si mismo; eterno; que todo lo controla; que está en todas partes; un “ente” que podríamos llamar… “Naturaleza”… o “Cosmos”; pero de ahí a pensar que dirige nuestras vidas, hasta el punto de castigarnos o premiarnos; tener un hijo con una terrícola; y que éste, muera en crucificado por nuestros pecados… ¡Eso si que es antropoformizar!.
El hombre en sus orígenes, desde su desconocimiento, no tenía más remedio que antropoformizarlo todo ya que solo se conocía a si mismo (y superficialmente). Por eso creía en un Dios Cielo y una Diosa Madre Tierra; y cuando el Dios Cielo fecundaba a la Madre Tierra con su lluvia, esta le daba sus frutos. Esto es otro paralelismo poético que no tiene nada que ver con la realidad. La ciencia ha ido dando explicaciones a la lluvia, al viento, a los terremotos, etc, ha ido demostrando que detrás de las cosas no hay ningún Dios, ni benefactor ni castigador; sino explicaciones lógicas y racionales. Pero la ciencia no lo sabe todo; y, en donde aún hay cosas inexplicables, ahí se refugia Dios, para los que les gustan las respuestas fáciles y cómodas; los demás, seguimos buscando.
Y sobre todo, me llama la atención que, después de tanto hablar de Dios, de su obra universal y bla, bla, bla, sólo se pone templo, iglesias y altares a su hijo y a su esposa terrícola; dos humanos divinizados. ¿Donde está el lugar de culto dedicado al Dios creador, al Dios espíritu?.
No he leído la Biblia (no toda) porque no soy fan de Dios; no he leído “El origen de las especies” (aunque espero hacerlo pronto) porque no soy fan de Darwin; y, aunque fundé Proyecto Gran Simio en España, tampoco soy fan de Peter Singer (ni mucho menos). Y es que no soy fanático de nadie, solo me gusta y comparto ALGUNAS de sus ideas y son las que defiendo.
Por cierto, que ni yo he leído la Biblia ni la Iglesia la enseña; prefiere enseñar el Catecismo que dice cosas menos descabelladas. Ya, de por sí, hay un abismo de diferencia entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.
Me preguntas, “¿no tendrá algo que ver la pérdida de espiritualidad de nuestra civilización con la devastación masiva de la Naturaleza?” y mi respuesta es que no, no tiene nada que ver. La devastación de la Naturaleza está relacionada con nuestra ignorancia. Si supiéramos realmente lo que estamos haciendo y sus consecuencias, no lo haríamos. No tiene nada que ver ni la creencia o no en espíritus.
Y me vuelves a preguntar “¿No tendrá que ver el culto fundamentalista a cierto mercantilismo científico-tecnológico con una buna parte de lo que está sucediendo?. Si repasas la Historia, verás como el comienzo del culto desaforado y excluyente a la “Diosa Razón” coincide con el comienzo de la devastación masiva de la Naturaleza, Revolución Industrial, etc?”. Y mi respuesta es, nuevamente, no. En otro momento de tu escrito hablas de la Diosa Ciencia; pero, ¿de que ciencia me hablas?; de la que cree en el cambio climático o de la que no; de la que está a favor de las centrales nucleares o la que no; de la que cree que la extinción de los dinosaurios se debe a un meteorito o de la que cree que fue por la aparición de los mamíferos; de la que cree que el Homo floriensis es una nueva especie o de la que cree que es un humano normal con microcefalia. Hablas de “La Ciencia” como si fuese una única voz, como si fuese una religión; pero la ciencia no tiene nada de religión. En las religiones nada se discute porque son “palabra de Dios”. La religión es dogmática y la ciencia no. En ciencia todo se discute, todo se cuestiona, todo se rebate. En la ciencia es muy normal expresiones como “se ha descubierto no se que y es contrario hasta lo que actualmente se pensaba”. En este apartado estamos hablando de Darwin que lleva 150 años defendiendo su teoría por muchos cuestionada. Es supuesto “culto desaforado y excluyente a la “Diosa Razón” coincide con el comienzo de la devastación masiva de la Naturaleza, Revolución Industrial, etc”, es solo eso: una COINCIDENCIA; mientras que el que no seamos conscientes e ignoremos las consecuencias de esta devastación es un HECHO.
Y terminas diciendo “Lo que defiendo es algo que aún nadie ha elaborado y que, si acaso, tendría que elaborarlo yo por lo que veo, y se acaso podría definirse como , yo que sé , ”. Estaré muy interesado en saber de lo que hablas porque me interesa mucho aprender; pero si lo de tu “creacionismo inteligente” tiene algo que ver con el “diseño inteligente”, quizás pueda ayudarle algo lo que opino al respecto en mi Web, http://creacionoevolucion.blogspot.com/2008/12/el-diseo-inteligente.html
Querido Paco:
(Te llamo así, porque con lo que ya hemos debatido tu y yo ya te considero amigo)
A mi me pasa como a tí. Tambien estoy liado. Y también me gusta debatir, así que mientras pueda y en la medida que pueda te contestaré. Ojalá fuese como Jim Carrey en la película de humor «Como Dios», que no sé si habrás visto, y en la que Dios dota de sus poderes a Carrey. Hay una escena en la que contesta millones de e-mails de la gente con el ordenador en cuestión de segundos. Lamentablemente no estoy dotado de tales poderes para responder comentarios en el blog. Pero bueno , te contestaré algo. Creo no obstante que si alguien nos patrocinase esta discusión para sacarla luego en un libro no estaría mal. De hecho te aseguro que el tema sería mucho más potable que buena parte de los títulos que hoy se publican. La pena es que no tengamos tiempo para discutir como amigos en la típica tertulia en el Café Gijón, etc. En fin.
Creo que la cosa sería interminable. Tu tienes posiciones firmes y yo también. Y está bien que así sea. La bio-diversidad es buena. Los monocultivos son aburridos y perjudiciales.
Dices que tras el espíritu hay racionalismo. Yo creo que no. Que el corazón tiene razones que la razón desconoce.
Dices que donde no hay racionalismo hay irracionalidad. Tampoco estoy de acuerdo. Creo que confundes razón con racionalismo. Y una cosa es la razón y otra cierta deformación excesiva , cierta forma hipertrófica de la razón que conduce a eso que se llama racionalismo. El racionalismo es la cuasi-divinización de la razón. Y ya que a continuación criticas la «superstición» te diré que el racionalismo es una superstición que concede a la razón un papel divino. Casi como si fuese infalible. Como si no hubiese nada por encima de la razón humana, como si la razón humana, al fin y al cabo, fuese «como Dios». Y eso no deja de ser contradictorio en quienes cuestionan que se de culto ciego a Dios.
Creo además, Paco, que siendo tu una persona que trabaja en pro de la defensa de criaturas no humanas, tu definición del hombre como «animal racional» debiera hacerte reflexionar un tanto. Porque tal defensa tan a ultranza de ese carácter casi exclusivamente «racional» del hombre suele ser propia de personas que no manifiestan demasiada comprensión hacia otras especies. Es como decir, el hombre es el único ser que realmente merece la pena porque es el único ser «racional». Como si lo racional fuese lo único a ser tenido en cuenta. Y creo que no reparas que al decir «animal racional» has utilizado una palabra «animal» que significa «ser dotado de álma». No hablaremos ahora de eso del alma. Tampoco me extenderé en como se fué fraguando la confusión del espíritu con la mente , por parte de algunos teólogos medievales, en lo que creo que fué el germen de lo que siglos después acabaría trayendo consigo el culto a la razón. Simplemente éso, que me llama la atención que siendo alguien que defiende a seres que no tienen ese atributo de «racionales» encumbres tanto, sin embargo, lo racional. Creo que precisamente esa condición tuya debiera conducirte a valorar más otras cosas que están en los animales y que acaso compartan más con el hombre. Cosas que no son malas, aunque no exista en ellas «racionalismo» alguno.
Me cuentas lo de ése familiar y su capacidad de «entender». ¿Que es lo que llamamos «entender»?. ¿no entienden los niños de otra forma?. ¿Es que no hay más formas válidas de conocimiento que las cien por cien racionales? . Yo pienso que hay otras formas de conocimiento. Puedes llamarlas pre-racionales. Piensa, por ejemplo, en la intuición que, por cierto, tanto razonamientos alumbra.
Confiar sólo en la razón es como estar en un rígido laberinto. Los razonamientos anteriores se convierten en cauces inamovibles, en muros que nos impiden muchas veces el libre movimiento de las ideas. A veces la intuición, el instinto, nos hacen sobrevolar ese laberinto, verlo desde arriba, como un águila, y ver el camino de salida. ¿Sabes lo que creo?. Pues que la razón de los racionalistas es más pobre. Que a veces puede razonar con más soltura el que no es reo de tantos razonamientos cruzados que al final pueden convertirse en una red que nos atrape. Y que personas que no están tan embarullados en tanto «razonar» al final razonan mejor. Tienen más claridad de ideas. Piensa por ejemplo en los momentos en que surgieron tantas geniales ideas científicas ¿Que estaba haciendo Newton cuando lo de la manzana?. Estaba arrepanchingado, tan tranquilo, sin pensar gran cosa, debajo de un árbol. Y le vino el fogonazo, la intuición. Esa intuición no nació de un razonamiento sino de una visión instantánea, instintiva, de las cosas. Fué luego cuando la razón se puso a trabajar para explicar y detallar las cosas. Hay un conocimiento que antecede a la razón. Si leyeses Haikus japoneses te darías cuenta de lo que trato de decirte. Por encima de «pensar» las cosas está «ver» las cosas. Y a veces pensar demasiado nos dificulta ver las cosas o verlas a través de prismas que deforman la forma que podemos tener de verlas.
Lo que muchos interpretan como un avance, esto es, una mejora constante del entendimiento humano desde la oscuridad de la Antiguedad a la «luz» actual es para otros un retroceso. Si lees ,por ejemplo, a Maria Zambrano, verás la escala descendente mística, poesía, filosofía ,ciencia. Tu crees que la ciencia está en la cumbre, pero es probable que no sea así. No quiere decir que la ciencia no tenga cosas buenas, como el rigor, por ejemplo. Pero sí que puede haber algo malo en ponernos sólo las orejeras de lo científico y despreciar otras formas de saber. En especial hoy en día cuando la ciencia está cada vez más en manos de intereses mercantiles y lo que se investiga suele ser muchas veces con finalidades mercantiles. No hablaré aquí de la pseudociencia que hay en tanto asuntos como la bio-tecnología al servicio de la multinacional de turno. Simplemente decirte que , como crítica más suave que podría hacerse, está la del reduccionismo ramplón que lleva a tales grados de superespecialización que al final uno sabe «todo» sobre las proteinas del exoesqueleto de una garrapata que medra en un pájaro de una isla del Pacífico. Y sin saber nada más sobre ninguna otra cosa. Perdiendo la visión del conjunto. Como me decía mi amigo el catedrático de ecologia González Bernáldez, el que solo sabe de una cosa ni de esa sola cosa sabe. La sabiduría es multidisciplinar. En una cabeza, aunque no lo parezca, puede caber a la vez, saber sobre ácidos nucleicos y sobre poesía, filosofía o religión. Y todas esas cosas pueden enriquecerse entre sí. Los monocultivos como antes te dije, son empobrecedores y vulnerables. El monocultivo racionalista no solo acaba con la espiritualidad sino, lo que es aún más grave, con la razón misma.
La poesía, sigo contestándote querido amigo, no hay que entenderla. hay que sentirla. Si “entiendes” racionalmente una poesía es probable que la estés matando (al menos si solo la captas así). No conozco bien el caso de tu familiar , no sé hasta que punto esos problemas cognitivos, por la frustración que pueden generarle, pueden contrariarle y hacerle infeliz. Pero , más allá de ello, probablemente pueda ser ahora más libre, más cercano a lo que es un niño, en algunos aspectos. No quiero quitar con ello ni un ápice al drama (que por cierto también vivió mi propio padre).Yo creo que una persona no se extingue cuando lo hacen ciertas cuestiones racionales, sino que es probable que sea mucho de él, lo más básico y quien sabe si no lo más importante, auqnue no todos sepan captarlo, lo que se conserva.
Si uno cree que es solo «mente» cuando la mente muere se cree morir. ¿Pero sabes como veo yo la cosa?. Pues creo que somos como las hojas de un árbol. La hoja, en el fondo, no es nada por sí sola, sino que es parte del árbol que le da la savia. Si la hoja tuviese esa conciencia de ser parte del árbol, al caer en el otoño no tendría conciencia alguna de «morir» ¿Que es lo que «muere» , una hoja?. ¿Acaso la hoja es un todo que pueda explicarse sin el árbol?
Y eso me lleva a lo que dices de que «antropomorfizo» los ecosistemas. No lo creo, querido amigo. Lo único que hago es mostrar analogías para que algo se comprenda. Más bien es al contrario, más que antropomorfizar los ecosistemas lo que pretendo es que el hombre se de cuenta de que él, en el fondo es también un «ecosistema». Que el todo está en la parte y la parte en el todo. Que ,en resumen, somos células, de la Biosfera. M e dá igual en esto que esas células sean humanas o de un canguro. Células de un ser superior a nosotros, como el árbol es un ser superior a la hoja.
Por supuesto que cada cosa es cada cosa. Por supuesto ,también que un ser superior puede estar dentro de otro todavía mayor. es éso lo que trataba de mostrar. En cualquier caso veo que dices que, como Spinoza, puedes llegar a creer en un ser superior creador de todo, pero que prefieres llamarlo Naturaleza o Cosmos. No creas que no te comprendo. Hay algo de panteísmo en ello. A mí, algunas veces me han preguntado si era panteísta. Pero no lo soy. Yo creo que la Naturaleza es la manifestación visible de algo que vemos y no vemos. Una savia que tu llamarías energía y que yo prefiero llamar Espíritu. No tengo inconveniente en llamarlo Dios.
Tú no crees en que Dios se encarnase en Jesús . Yo no tengo inconveniente en creerlo, porque veo encarnarse ese espíritu en el sol que sale por las mañanas, en cada flor que se abre, en el viento que sopla en la sierra,… Hay una Fuerza Fuente que mueve todo. Unos creen que todo es al azar. Yo creo que hay un principio que ordena las cosas. De hecho en la Naturaleza veo que las cosas se ordenan, que tienen leyes, … no veo tal caos azaroso. Llama como quieras a esa fuerza ordenadora. Veo que para tí es tabú hablar de espíritu. Y sé que hay inquisidores que pueden «linchar» moralmente a quien hable de espíritu. Que pueden incluso intentar ridiculizar lo que no comprenden. Allá ellos.
Si estoy de acuerdo contigo en que el antropocentrismo ciego no es bueno (creo que no defiendes el antropocentrismo radical ¿no?). Pero creo que no hay mayor antropocentrismo que divinizar la precaria y torpe razón humana. Es una falta tremenda de humildad que no va a llevar a nuestra especie a ningún sitio bueno.
Las explicaciones científicas de la lluvia, etc. están muy bien. La evaporación, la condensación,.. el ciclo del agua,etc. ¿Pero eso acaso cuestiona que haya algo más allá de todo eso? ¿Crees que se puede ridiculizar así, sin más la visión de los hombres tradicionales? ¿Es que somos ahora tan listos? ¿Crees que era desconocimiento lo que tenían?
¿Sabes que es lo que se está llevando por delante el mundo?. La soberbia del hombre de ahora, que se cree que lo sabe todo,, que es la leche, que es, en definitiva «como Dios».
Una cosa, querido amigo, es el conocimiento y otra, muy distinta, la sabiduría. Y hoy hay mucho de lo primero y muy poco de lo segundo. Antes acaso había menos de lo segundo y más de lo primero. Pero sigamos creyéndonos los más listos de la Historia. Sigamos. Sigamos con la devastación del planeta, con las armas nucleares, con la manipulación genética, con la clonación, con la eugenesia, …. Sigamos, tan listos somos, hacia escenarios de Huxley o de Orwell. Aquellos «torpes» e «ignorantes» ancestros nuestros no estaban en estas cosas, pero nosotros sí. Porque nosotros somos más listos que nadie. Porque nosotros lo valemos, como dice el anuncio.
Y me dices que la ciencia ha demostrado que no hay Dios. Que yo sepa la ciencia no se ocupa de eso. Simplemente lo que hace la ciencia es explicar las cosas en otro plano. A otro nivel. Pero ese plano no debiera excluir otros.
Dices que lo de Dios es «lo más fácil». Pero yo no creo que sea ni más fácil ni más difícil. Ni ,por supuesto, un refugio de ninguna clase. Es , más bien, una percepción, una visión de las cosas. Es algo que está más cerca del plano de la intuición que de otra cosa. Del instinto. Una especie de sexto sentido que te hace sentirte conectado a todas las cosas, que te hace vivir como parte de algo más grande.
No es un pensamiento, no es una doctrina que se repita sin sentirla. No es un razonamiento. No son dogmas hueros. Es una experiencia. Tan experiencia o más que la de los laboratorios. Aunque lamentablemente el «laboratorio» sea el interior de cada persona y no pueda mostrártela en un tubo de ensayo.
Es lo típico de que hay quien no cree en aquello que no ve con sus propios ojos. Lo que pasa es que no siempre lo que se ve con los sentidos existe. por ejemplo, por la noche, en el firmamento, podemos estar viendo estrellas que hace millones de años que dejaron de existir. Las vemos con nuestros sentidos, pero no existen.
Ver o no ver algunas cosas, depende de si sintonizamos o no con ellas. No vemos las ondas de televisión y de radio y en cambio están por doquier en torno nuestro. Con un aparato adecuado podemos ver que están ahí. Vete ahora a explicárse lo aun aborigen que no haya visto nunca una radio o un televisor a ver que te dice. Probablemente ése aborigen tendría el mismo problema contigo cuando intentase convencerte a tí de la existencia del Gran Espíritu. Para sintonizar con estas cosas tambien tenemos que tener sintonizado un «receptor» interno y ,por lo que se ve, hay mucha gente que, o lo tiene en otro dial o lo tiene en «off». Hay quine está «en la onda» y quien no. Y quien no está en la onda no sabe de que va la historia y todo lo que le cuentes le parecen inventos, supersticiones y cosas de esa índole. Lo mismo que si le cuentas lo del televisor a un indio del Amazonas que no haya tenido contacto con el mundo moderno.
Sin embargo te diré una cosa. Creo que hay mucho que no creyendo en Dios están mucho más en su onda que otros que van a misa todos los días. También hay quienes diciendo creer no creen y quienes creen sin saberlo.
Lo que me dices de los templos qu esolo se ponen a «humanos divinizados» daría para mucho. No es tan sencilla la cosa. Por ejemplo, si te fijas en los santuarios de la Virgen y en los lugares donde están (Doñana, Picos de Europa, Sierra de las Villuercas,… ) Si te fijas en donde están los monasterios y en que los primeros monjes eran ermitaños que se iban a la soledad de los bosques y montañas. Si te fijases en tantas cosas, y por supuesto en la Biblia (que no te digo por supuesto que leas, ya que cada uno lee lo que juzga oportuno) te darías cuenta que la presencia del Dios Creador es mucho mayor de lo que piensas en esta religión. Sobre esto escribí un libro (Paraísos Perdidos).
Creo que confundes lo que dice la Biblia con las deformaciones humanas del cristianismo hechas por cada cual a lo largo de la Historia. Las interpretaciones de algunos cristianos, excesivamente antropocéntricas y alejadas de la Naturaleza, no tienen nada que ver con el verdadero cristianismo.
Por último te diré que, aunque sea muy duro de reconocer, la relación causa-efecto entre la devastación masiva de la Naturaleza y la pérdida de peso del factor espiritual en favor de un sistema de referencias financiero-científico-tecnológico está fuera de toda duda. No es «coincidencia» precisamente. Echa una ojeada al mundo y dime qué es lo que ha armado a esta civilización para poder perpetrar todo lo que está perpetrando. ¿Que sistema de pensamiento ha hecho posible todo lo que está pasando?. Evidentemente un sistema materialista y racionalista, utilitario y pragmático, mercantilista y anti-espiritual. Sistema que vemos extenderse por doquier convirtiéndonos en máquinas sin sentimientos. El alma, el corazón, el espíritu, la poesía, aún el estudio de las humanidades, se baten tan en retirada como lo hacen las especies que se extinguen. Y lo que extingue a los orangutanes , lo que arrasa las selvas, es lo mismo que está arrasando la esppiritualidad. Porque Naturaleza y Espíritu, aunque no te guste, querido amigo, siempre han estado unidos. Como están unidas ambas cosas en los pueblos que mantienen el equilibrio natural. Y en Europa la cosa no fué diferente. En cuanto se abandonó una visión espiritual de las cosas comenzó todo. Y cuando , como hoy en día, ya no quedan sino ruinas de cualquier vestigio de espiritualidad, la cosa se acelera de día en día. Es tan evidente que,… en fin.
Dices que no hay dogmatismo en la ciencia. Sería más correcto si me dijeras que no debía haberlo. pero haberlo, como las meigas, «hailo». No solo por parte de algunos científicos sino aún en mayor medida por parte de quienes, sin saber nada de ciencia, la veneran religiosamente. No solo hay dogmatismo religioso. Es más hoy en día y tal y como está la Iglesia de venida a menos te aseguro que ya poco dogmatismo puede haber. Hoy en día , sin embargo, los que están que se salen de ufanos y super-apoyados y bien vistos quienes son?.
Los que están crecidos y pueden permitirse excesos hoy en día son otros. Otros son los que pueden ser más dogmáticos.
Y por concluir sobre lo del «diseño inteligente» ya te dije que no me parecía muy inteligente la forma de diseñar estas ideas. Que creía que ,sin contradecir hechos básicos muy importantes, como la existencia de la evolución y otras cosas científicas evidentes, podía estructurarse otra forma de entender las cosas. Una forma que , no negando la existencia de una Fuerza Ordenadora de las cosas, se atuviera a un mínimo de rigor científico. Yo creo que es absurdo eso de o creacionismo o evolucionismo. El choque de dogmatismos es patético. Si me preguntas si creo en Dios te diré: sí. Si me preguntas si hay evolución te diré: sí. ¿Una cosa quita la otra?- Creo que no. Y solo desde enfoques de mentes muy mediocres que no sepan armonizar diferentes concepciones, que no sepan moverse en distintos planos, ….Mentes con orejeras, cabe la posibilidad de que se entablen diálogos como los de los carneros en celo con sus magníficas cornamentas.
El uso del cerebro , al menos según creo yo, debiera ser como la escala de las notas musicales. Sería patético que uno solo pudiera decir «do» . Lo bonito es saber usar todas las notas, todos los planos y hacer una composición que valga la pena. Integrar, no enfrentar. Tener una visión amplia y sagaz. No ramplona y particularista. No reduccionista. En estas cosas creo que muchos, de un bando y de otro, deberían aprender. Tan patético me parece quien dice disparates desde un lado como quien los dice desde otro. Creo que hay ceguera en todos los bandos. Yo procuro moverme con el mayor rigor que puedo en muchas cosas. Critico el exceso de racionalismo y ,paradójicamente, muchos amigos me dicen que me paso de racionalista. Manejo muchos datos científicos y lo hago con el mayor de los rigores que puedo. Yo no caería en torpezas como algunas que he visto que se han cometido con lo del «diseño inteligente». Pero , lo siento, creo que Dios existe. No con las formas simbólicas que algunos quieran darle, no con los errores con que a veces pueda describírsele,.. Pero creo que existe un Ser Superior y que la Evolución de las especies es movida por Él. Otros prefieren tener otro «dios» llamado AZAR.
En fin, amigo. Creo que , por piedad hacia nosotros mismos, deberíamos cesar nuestras diatribas o hacerlas más breves si no queremos morir en el intento. En cualquier caso creo que nuestras posiciones están claras. Las hemos defendido, creo yo, con bizarria y nobleza. A ver si en algún momento nos viésemos por esos «azares» (yo diría providencia) de la vida. Ojalá que todo el mundo supiera discutir como tú y yo. Con pasión pero con caballerosidad. Pero lo dicho. Creo que debemos firmar una tregua.
Un abrazo
Da por firmada esa tregua. Por mi parte, en cuanto tenga tiempo, releeré todo el debate para asimilar todo lo que pueda aprender de ti. Ya sabes: «Si tu tienes una manzana y yo tengo una manzana y nos las cambiamos, ambos seguimos teniendo una manzana; pero si tu tienes una idea y yo tengo otra idea y nos las cambiamos, ambos tenemos DOS ideas». En cuanto pueda, asimilaré la segunda idea que tu generosamente me ofreces.
Y gracias por dedicarme tu tiempo.
en verdad los envidio a los dos por tener esa inteligencia tan solo soy una niña de 14 años pero me parece fascinante este tema y estoy de acuerdo con ustedes en que daría para muchos libros un debate sobre esto saludos desde colombia
Don Carlos le felicito por defender la verdad., le dejo unas letras para ver si el amigo Paco puede ver un poco de luz.
Nada principia por si mismo o la Gran Ley de Causa y Efecto
El principio del Universo
Nada existe por si mismo ni puede principiarse por si mismo, ni puede existir por si mismo por el simple hecho de que todo cuanto existe o viene a la existencia viene a ser de algo que le precedía. La tabla de madera antes fué pino, antes un semilla etc., tu viniste de tu madre a su vez de la abuela etc. la arenisca de hoy antes fue piedra, antes aglomerado volcánico, cualquier panta o árbol de hoy antes fue semilla, cualquier objeto, materia, ser o elemento existente en el universo no lleva dentro de si la esencia del ser, simplemente por el hecho de que cualquiera de ellos ha llegado a ser de algo que le precedió, de algo que existía antes que ellos., es la eterna e inamovible ley de la Causa y Efecto.
No hay excepción para esta regla, nada en el universo se escapa a esta ley, nada pueda estar fuera de ella. Nada viene a la existencia de forma espontanea, o por generación espontanea de la nada., todo lo que existe, es o viene a ser por contingencia de algo anterior (los seres o cosas que necesitan causas, se llaman seres contingentes, o dependientes) la razón del efecto (lo hecho, lo que está) está en la causa., porque cada estado presente de cualquier cosa que exista es consecuencia del anterior—
De nihilo nihil fit – (De la nada, nada ha sido)
Virgilio
Efectivamente, como la nada no existe no puede hacer nada.
Dios., La Causa que causa sin ser causada
Bueno ante todo, muy buenos fundamentos.
Es muy importante aliviar el sufrimiento de la humanidad, con las investigaciones que una persona realiza. Ese es y fué el propósito siempre de hacer investigación científica. desde niños nacemos para hacer investigación durante el resto de nuestra existencia.
Estudiar entonces la genética humana en LA BIBLIA, me hizo comprender qué fácil es solucionar los problemas de la humanidad desde principios. Tomé este punto de partida, utilicé el método científico para probar si estos consejos eran ciertos, y de pronto quede convencido de que probar muchos consejos en este manual para convivir con los semejantes (la Biblia) el ser humano puede encontrar un camino para nuevamente re-configurar su código genético al «ESTADO ORIGINAL» en el que se encontraba.
Cuando las personas cambian su régimen, comportamientos sexuales, convivencias conyugales y sociales, patrones de conducta, higiene, motivaciones psicológicas, salud y cuidado de la mente, AUTOESTIMA, Proyecto de Vida, etc . . . consejos que están en este libro, y que de repente fueron mi inspiración para que sean la medida de probar si es que el GENOMA TIENE UN DISEÑO, comprobar si la obediencia a estos consejos traían algún cambio en el comportamiento del hombre y asimismo el FENÓMENO QUE SO HABLA LA COMUNIDAD CIENTÍFICA Y QUE ES MUY RECONOCIDO EN EL ESTUDIO DE LA BIOLOGÍA MOLECULAR: «REVERSIÓN GENÉTICA».
De pronto en mi humilde opinión, sin ser fundamentalista, sigo aprendiendo este campo. Decidí partir por parte del creacionismo, luego necesitamos entender los mecanismos biológicos y fisiológicos de los organismos, por lo tanto se estudia la fisiologia y las leyes que rigen las celulas, y estos principios y leyes universales se aplican y «someten en la balanza» de los «consejos del manual de la vida», yo le digo: «MANUAL DEL ADN» (LA BIBLIA)
Ya que si el genoma es creado, tiene una codificación original, existen genes reparadores de adn (reversión genetica), existe un manual para el diseño de esta maquinaria humana, de pronto se me ocurrió medir la enfermedad, mal comportamiento, sufrimiento, mutación, «pecado», como se le quiera llamar en el hombre y la creación, por los cambios que se producen al saltarnos los «consejos de manual» de la maquinaria viviente.
Puntos que tengo en cuenta para hacer una correcta investigación, donde sabemos que nadie tiene una verdad absoluta; pero la verdad es una sola, y su objeto es traer armonía entre las ciencias, y producir SALUD en la armoniosa convivencia de todos los seres vivos; y de todos ellos, el mas importante es el HOMBRE (varon y mujer) conviviendo en su ecosistema.
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– EL GENOMA HUMANO TIENE UN DISEÑO ORIGINAL
(De ahí, entendemos una estructura con patrones normales sin tendencias para cada especie biologicamente, donde exista vida)
Vida yá es una proteína, pero cumplirá un rol de bienestar y salud en su bio-ecosistema cuando pertenezca dentro de un grupo de coexistencia. Y ahi es donde en este planeta, no existia pecado (mutaciones o «alteración de leyes y principios»). La pareja primitiva tenia una armoniosa coexistencia con su ambiente interno y su ecosistemas y entre ecosistemas.
De pronto, el hombre alteró ese ecosistema, alterando su código genético el mismo, consumiendo lo que se conoce en genética clínica como: «elementos mutagénicos». El «fruto prohibido» era un alimento tóxico, lo cuan induce a la primera mutacion genetica del hombre, lo cual el altero su ecosistema, y de pronto todo empieza a desnaturalizarse, siendo el hombre el iniciador de toda la desarmonía con su macroecosistema, y obviamente con el mismo. De pronto entran a tallar factores de lealtad por parte de Dios con esa prueba «comer o no comer el arbol», y factores de «conflicto» entre Dios y un enemigo suscitado, parte que a cada uno le compete creer o no. Pero de pronto lo mas importante es rescatar EL VALOR DE LOS PRINCIPIOS DEL DISEÑADOR.
Y cuando se somete a una licuadora, a «triturar fierro», en ves de frutas o cereales, la máquina se malogra, se quema e incluso puede provocar un incendio con un cortocicuito. ESO ES LO QUE PASO PRECISAMENTE SEGÚN NARRA LA BIBLIA.
Para mi no ha sido fácil llegar a esta conclusión, pero despuer de leer a Darwin y su gran libro, y luego a la Biblia, y en sus escritos originales del Hebreo, el Griego y el Arameo, amos hablan de principios que rigen las leyes del comportamiento humano, y principios de la genética humana.
Pero la Biblia al final, me llamó a mas curiosidad, de pronto cuando se encendió el «gen de la curiosidad» por comprobar las consecuencias de violar sus consejos, y medirlos clínicamente en los pacientes de mi consultorio. Es un trabajo de investigación que ha volcado grandes resultados y sorprendido cómo el GENOMA HUMANO NO EVOLUCIONA, SINO INVOLUCIONA. Y QUE SI ES POSIBLE EL NUEVO NACIMIENTO, SI ES POSIBLE CAMBIAR, EXISTEN MANIFESTACIONES DE UN NUEVO CAMBIO EN LA FENOTIPO Y FACTOR AMBIENTAL DEL INDIVIDUO.
DE UN DISEÑO PERFECTO, SE DAÑA MAS, Y ESO ES MIDIENDO EL RITMO DE VIDA, Y COMPORTAMIENTO DE NUESTRA SOCIEDAD AL PASO DE SUS GENERACIONES.
Me encantó cuando Clinton en el 2000 dijo: «Hemos descubierto (algo que no podían ver) el secreto de Dios», concluimos que el hombre es creado, por la complejidad del código genético.
De pronto, no sabían que dice, como se lee. Es como si se descubre un idioma imposible de entenderlo, de hablarlo, solamente lo podemos ver y medir.
Luego el genoma actual pasa a ser la manifestación de la degradación actual del genoma original. Y volver a rediseñar, reorganizar, volver a alinear nuestro estilo de vida en base a la OBEDIENCIA progresiva a los consejos de la Biblia.
«Les dijo: Fijad en vuestro corazón todas las palabras con que os advierto hoy, las cuales ordenaréis a vuestros hijos que las obedezcan cuidadosamente, todas las palabras de esta ley. 47Porque no es palabra inútil para vosotros; ciertamente es vuestra vida. Por esta palabra prolongaréis vuestros días en la tierra adonde vosotros vais, cruzando el Jordán a fin de poseerla.»
(DEUTERONOMIO 32:47)
De pronto hay mas detalles de los cuales, me alegra mucho que los ponentes sean personas muy conocedoras de la materia, arduosos investigadores de la verdad, y comentar sus aportes para mejorar la vida de las personas, donde las investigaciones sirvan para servir al prójimo. (Madre Teresa de Calcuta)
Un fuerte saludo a la distancia a cada uno de los ponentes en sus filosofías, solo doy un aporte mas, para ver el bosque completo y lo hermoso del paisaje, y no solo algunos arboles frondosos al rededor nuestro.
att.
Pedro Infante
Investigador en nutrición y genética