Uno de los personajes más grandes de la literatura, llevado al cine magistralmente en una película francesa que protagonizaba Gerard Depardieu (aunque hay otras versiones anteriores) es éste. Hay una secuencia memorable, inolvidable para mí y es cuando Cyrano desprecia la oferta de un noble y un amigo suyo intenta convencerle de que no sea tan díscolo. Cyrano le dice:
Pues bien, ese es mi vicio.
Me gusta provocar, adoro ese suplicio…
El amigo le contesta:
Si pudieras dejar esa costumbre aciaga,
la fortuna y la gloria…
Y Cyrano le interrumpe:
¿Y qué quieres que haga?
¿Buscarme un protector? ¿Un amo tal vez?
Y como hiedra oscura que sube la pared,
medrando sibilina y con adulación.
¿Cambiar de camisa para obtener posición?
¡No, gracias!
¿Dedicar, si viene al caso, versos a los banqueros?
¿Convertirme en payaso?
¿Adular con vileza los cuernos de un cabestro
por temor a que me lance un gesto siniestro?
¡No, gracias!
¿Desayunar cada día un sapo?
¿Tener el vientre panzón?
¿Un papo que me llegue a las rodillas
con dolencias pestilentes de tanto hacer reverencias?
¡No, gracias!
¿Adular el talento de los camelos?
¿Vivir atemorizado por infames libelos
y repetir sin tregua: Señores, soy un loro,
quiero ver mi nombre escrito en letras de oro!?
¡No, gracias!
¿Sentir terror a los anatemas?
¿Preferir las calumnias a los poemas?
¿Coleccionar medallas? ¿Urdir falacias?
¡No, gracias!
¡No, gracias!
¡No, gracias!…
Pero cantar… soñar… reír… vivir… estar solo…
ser libre, tener el ojo avizor, la voz que vibre,
ponerme por sombrero el universo,
por un sí o por un no,
batirme, o hacer un verso…
Despreciar con valor la gloria y la fortuna,
viajar con la imaginación ¡a la luna!.
Sólo al que vale reconocer los méritos,
no pagar jamás por favores pretéritos.
Renunciar para siempre a cadenas y protocolos.
Posiblemente no volar muy alto, pero solo.
Es la declaración de principios mas gloriosa que imaginarme pueda y yo la firmaría sin pestañear, aunque cada vez sea más duro intentar tener ese espíritu a medida que “avanza” la Historia. De hecho , en la medida que pueda, con habilidad pero sin cobardía, intentaré seguir siendo fiel a ella.
Les recomiendo que, si no han visto esta película la vean e intenten impregnarse de la filosofía , la nobleza y la aristocracia espiritual de Cyrano, tan semejante a nuestro Quijote. ¡Cuan necesario es en nuestros bellacos tiempos!
Cyrano es poesía viva en cada momento. El duelo es antológico y la escena del balcón bellísima. Es una película que he visto varias veces y en todas ellas me he emocionado.
Un saludo
MrWilliam
Excelente filosofía de vida.
Ideal para comenzar una nueva etapa.
Muy bien recogida cada una de las palabras de Cyrano…
Enhorabuena Carlos!