Vivimos en una sociedad profundamente materialista, una de cuyas más claras expresiones es la preponderancia del racionalismo cientifista. ¡Ay con la Ciencia¡. Una cosa es lo que la ciencia debiera ser y lamentablemente, lo que muchas veces es en realidad. Por ejemplo, teóricamente los científicos debieran ser hombres con un rigor extremo. Pero lo cierto es que son hombres de carne y hueso y ,frecuentemente, sus apreciaciones pueden ser tan erróneas, e incluso tan absurdas como las de cualquier otro ser humano. Además cabe pensar que el contexto de confianza ciega y poco espíritu crítico con que la sociedad acoge los resultados de ciertas investigaciones, pudiera inducir, como de hecho sucede en ocasiones, a cierta relajación añadida. Llama la atención también que aunque la duda metódica debiera presidir la ciencia, tantas cosas generadas por ella sean consideradas como verdades absolutas e inamovibles. Doblemente llamativo cuando los propios científicos dicen que avanzan gracias a la constante demostración de la falsedad de las “verdades” científicas precedentes, lo que implica un alto grado de probabilidad de que lo que ahora se da por cierto en realidad no lo sea tanto. Tampoco hay que ignorar que muchas veces utilizando el mismo método científico distintos grupos de investigadores llegan a conclusiones contrarias. No siendo raro que según sean los intereses de quien financie esa investigación así acaben luego siendo los resultados. Es un hecho ,por otro lado, que una parte de la ciencia de hoy lejos de buscar el conocimiento por el conocimiento o la verdad por la verdad ,o el saber por el saber, tiende más bien a perseguir intereses utilitarios o mercantiles (a veces incluso de una forma dudosamente ética). La investigación científica es hoy ,cada vez más , -y que me perdonen los científicos íntegros (algunos de los cuales cuento entre mis principales amigos)- un enorme negocio. Buena parte de la investigación científica actual ,no es pura y angelical, al margen de los poderes de este mundo, sino que se financia –y cada vez más claramente- por quienes detentan el poder económico, precisamente para conseguir ventajas tecnológicas que le permitan acrecentarlo más aún (con investigaciones que van desde el ámbito de la industria química a la armamentística, pasando por otros muchos). Sin embargo la Ciencia parece haberse convertido para muchos en algún sentido en una suerte de nueva “religión” ,en la que pareciera a veces como si cualquier principio moral pudiera o debiera ser sacrificado en sus “altares”, a manos de sus “sacerdotes” (que en ocasiones se parecen demasiado a simples aprendices de brujo). Cualquier supuesto hallazgo científico es aireado constantemente por los medios de comunicación, magnificando extraordinariamente, y con escasísimo rigor, sus supuestas ventajas (con frecuencia simples posibilidades remotas en un futuro) , contribuyendo a esta divinización de la Ciencia y la Tecnología. La mayor parte de la población, que obviamente no contrasta los datos que le dan ,los toma por ciertos por un simple y llano acto de fé, absolutamente religioso. Y ¡ay de quien se atreva a poner algo en duda¡. Para él solo cabrá la “excomunión”, la “anatemización”, en un contexto que pareciera a veces objetivamente fundamentalista de “Santa y Científica Inquisición” (dicho sea metafóricamente). Sería ir contra el “dios Progreso” y eso, al parecer, no puede tolerarse. Como si estos hombres fuesen infalibles y sólo sus juicios por ser presuntamente “científicos” fueran válidos (quedando los juicios de los pobres mortales no “científicos” condenados a ser puras supercherias).
Criticar a los científicos puede representar la “hoguera”,-la “hoguera” ,por ejemplo de la descalificación y la ridiculización- ,incluso aunque se haga científicamente (por ejemplo criticar a los químicos por haber creado decenas de miles de nuevas substancias –muchas de ellas tóxicas- sin antes saber como iban a afectar a los seres vivos, a los físicos por los riesgos radiactivos que crearon, a los genéticos por lanzarse a manipular temeraria y ,en ocasiones, desvergonzadamente, lo más íntimo de la vida,…). Además muchos científicos suelen decirnos que ellos no son nunca responsables de los usos que luego se hagan de sus hallazgos (como si quisieran sentirse siempre libres de cualquier sentimiento de responsabilidad y, por supuesto, de cualquier “cortapisa” ética en su quehacer, dando a veces la sensación como si para algunos la ética –espiritual o no- no fuese más que un engorro del que hay que librarse, para no frenar el sacrosanto avance de la Ciencia). Como si el E= MC2 de Einstein ,pongamos por caso, no tuviera nada que ver con los hongos nucleares.
Con que imagínense si encima nos permitimos no ser tan “racionales” como ellos. ¡Ah con la secta del dios Racionalismo¡. Pero quizá no todo en la vida deba ser racionalismo. Hay cosas básicas, esenciales, de la vida que no son necesariamente racionales o científicas. ¿Es racional el oxígeno que precisan nuestros pulmones?. ¿Debe ser racional un verso?. ¿Un niño, por ser menos racional, es menos que un adulto? ¿No será al revés?. ¿La música es racional?. ¿La belleza de las cosas ha de ser vista con un frío y aséptico racionalismo científico?. ¿Es racional el amor de una madre por su hijo?. ¿Es racional el agua que nos hidrata?. ¿Deben ser racionalistas los bosques, los ríos, los océanos, las nubes,los animales y plantas, para cumplir su función?. Obviamente esas y otras cosas no son racionalistas. Pero no podemos pasar sin ellas como sí, acaso, podríamos pasar sin ciertos excesos del racionalismo.
La ciencia se nos presenta como la verdad , pero es probable que, con frecuencia, en algún caso al menos, pueda haber tras ella grandes errores o mentiras (movidas por ejemplo, en alguna ocasión , por intereses mercantiles o de poder). De hecho ,si la ciencia es tan sabia ¿como es que esta sociedad está moviendo gracias a ella una maquinaria tecnológica que no está demostrando precisamente demasiada sabiduría ni ,por supuesto, clemencia, para con el planeta y para con buena parte de la Humanidad?. Es probable que las antiguas formas de sabiduría ,como las religiones o las mitologías sean ,en algún aspecto, mentira, como la ciencia dice. Es posible. Pero la diferencia es que una leyenda o un mito que todos podemos pensar –desde una perspectiva cartesiana- que es una mentira ,puede encerrar , cosa que no sucede frecuentemente con las “verdades” racionalistas, mensajes , a veces cifrados, de inamovibles verdades que el paso del tiempo no hará desaparecer.
¿Qué preferimos,una aparente “verdad” pasajera,que en el fondo puede ser una gran y perniciosa mentira, o una aparente “mentira” que puede encerrar verdades eternas?. Ademas ,personalmente, si me permiten, prefiero la poesía, los matices simbólicos, la calidad y profundidad literaria, de ,por ejemplo, lo de crear el mundo en seis dias ,que la fea ramploneria del presunto “bing bang” ,que sinceramente no me aporta nada interiormente (suponiendo que ambas tesis realmente fueran antitéticas, lo que está por ver). Como relato me parece más hermoso y sugerente. Y en cuanto a la verdad que hay tras ello, a saber: que el Cosmos no nació casualmente, que quieren que les diga.
En el fondo ,más allá de la apariencia deslumbrante que hoy puedan tener algunos aparentes logros de la Ciencia, deberíamos percatarnos de que puede haber con frecuencia ,tras el oropel, mucha ignorancia soterrada. Que las cosas de la Ciencia puedan en algunos casos tener aplicaciones prácticas pasajeras, por ejemplo, no implica que sean la verdad, ni que se tenga control sobre las cosas de las que la ciencia se ocupa. Y ,por ello, las consecuencias de muchos de estos “descubrimientos” pueden ser luego absolutamente imprevisibles, destapando cajas de Pandora que luego no saben cerrarse. Por citar un solo ejemplo, que tenemos que agradecer a genios como Einstein ,¿qué les parece la perspectiva ,con la que jamás habrían soñado nuestros antepasados, de que ahora tengamos la capacidad de arrasar en pocos minutos ,gracias al armamento nuclear, varias veces la vida en la Tierra?. Por que obviamente esa es una perspectiva que, de no ser por los científicos, no tendríamos. Las religiones, la magia, las ideologias, la política,… la condición humana en fin, nunca fueron perfectas. Pero la capacidad de hacer el mal, de extender la destrucción, tenían antes unos límites físicos. El peor ,el más cruel y terrible de los tiranos antíguos, por mucho que quisiera, no podía hacer el daño que hoy, gracias a los “avances” científicos, podría permitirse con sólo apretar un botón. Los medios técnicos ,por ejemplo en la guerra, han hecho incluso desaparecer a los verdaderos guerreros. Antes las legiones romanas tenían que batirse cara a cara con los temibles germanos demostrando su valor. Hoy cualquier cobarde ,sin ninguna valía, pero encajado en un rico imperio tecnificado, puede masacrar desde su oficina con aire acondicionado a millares de combatientes de un país más pobre y menos tecnificado (por cierto, es una triste costumbre últimamente). Y en cuanto a pensar que todos estos riesgos nuevos están conjurados por que los seres humanos hemos mejorado éticamente, un simple repaso no ya de la Historia más reciente, sino simplemente de los titulares de cualquier periódico de hoy mismo, nos hará comprender que conservamos todas las peores cosas del pasado, sólo que ahora estamos mejor equipados para materializarlas.
La naturaleza humana no ha evolucionado a mejor, en paralelo a los logros técnicos (es más, me pregunto si precisamente esos logros han contribuido a atrofiar algunas virtudes). La única diferencia es que, tras robar, de forma similar a lo que hiciera Prometeo (que por cierto no acabó nada bien) el fuego de los dioses, tenemos ahora un nuevo horizonte ante nuestros ojos. Un horizonte incierto que no tuvieron nuestros ancestros. Para empezar ellos no dudaban del futuro como podemos hacerlo nosotros, que hoy nos preguntamos hasta si ese futuro podrá existir. Ancestros que no podían imaginarse muchas de las amenazas ,entre ellas las de la devastación del planeta, que hoy son simplemente una realidad que asumimos como si fuera lo más natural del mundo. Aunque, para ser sinceros, quizás si lo vaticinaron –espero que equivocándose- en cosas como el Armagedon. Quizás deberíamos plantearnos por que tanto de nuestra literatura o de nuestro cine actual es tan pesimista acerca del futuro, especialmente en tantas películas de ciencia-ficción que nos suelen situar en futuros bastante sombrios donde estaremos en guerra contra las máquinas y los ordenadores , en un planeta destruido o con un clima profundamente alterado, bregando con mutantes o seres manipulados genéticamente.
Y en todo este estado de cosas probablemente tenga que ver el que hemos confundido el conocimiento científico pragmático con la sabiduría. Como si ambas cosas fueran lo mismo. ¡Ay con el pragmatismo!. La acumulación de conocimientos inconexos y buscados para fines muy concretos, poseidos además por personas cada vez más especializadas que frecuentemente no tienen ni idea de lo que saben los demás,bien puede conducir a que cada vez sepamos menos (y no precisamente por aquello que solían decir los sabios de que “solo se que no se nada”. Todo ello por motivos similares a los que nos hacen llamar “sociedad de la información”, a lo que ,más bien, lo es de la desinformación.). En realidad, mucho de la Ciencia actual no es más que el fruto de una superespecialización, donde se acaba por saber mucho de practicamente nada (“yéndonos por las ramas” de un supuesto “saber”). Donde se pierde una visión del conjunto y ,por tanto, de los efectos de las cosas sobre la globalidad. Tanto microscopio puede llevar a veces a visiones cada vez más microscópicas (por no decir más miopes).
Pero si pueden ser miopes muchas apreciaciones de los científicos, no digamos nada de ciertos “feligreses” de la religión científica que, sin conocerla adecuadamente (sin conocer, como algunos científicos más o menos juiciosos, las limitaciones enormes que tiene) le tributan la fé más irracional. Unamuno criticó vehementemente esto en un ensayo , cuando escribió: “es una disposición del espíritu muy frecuente en todas partes ,pero mucho más en los pueblos jóvenes, de cultura incipiente o advenediza –y como advenediza, pegadiza- , y esa disposición es el cientifismo, la fe ciega en la ciencia. La llamo ciega a esta fe , por que es tanto mayor cuanto menor es la ciencia de los que la poseen. Es el cientifismo una enfermedad de que no están libres ni aun los hombres de verdadera ciencia, sobre todo si esta es muy especializada, pero que hace presa en la mesocracia intelectual, en la clase media de la cultura, en la burguesía del intelectualismo. Es muy frecuente en médicos y en ingenieros , desprovistos de toda cultura filosófica. Y admite muchas formas, desde el culto a la locomotora o al telégrafo hasta el culto a la astronomia flamarionesca. Los felices mortales que viven bajo el encanto de esa enfermedad no conocen la duda ni la desesperación. Son tan bienaventurados como los librepensadores profesionales”. Y continuaba: “además de ser inútil querer disuadirlos, yo no se bien si hay derecho a arrancarle a un prójimo una dulce ilusión que le consuela de haber nacido. Y además , tiene siempre algún mote con que defenderse de nuestros asaltos diabólicos: nos llama “místicos” o “teólogos” o “paradojistas”,o , en último caso, “ignorantes”. Los científistas, a diferencia de los científicos juiciosos –nos decía Unamuno- “apenas sospechan el mar de desconocido que se extiende por todas partes en torno al islote de la ciencia, ni sospechan que a medida que ascendemos por la montaña que corona el islote , ese mar crece y crece y se ensancha a nuestros ojos, que por cada problema resuelto surgen veinte problemas por resolver” .
Suele en fin a veces el cientifismo ser tan sólo una manifestación de ,si se me permite llamarla así, ramplonería intelectual y no digamos espiritual. Pero ,como Unamuno, acaso debamos dejar que muchos sigan felices con esa fé en la “infalible” Ciencia, que nos va a “salvar”. ¡Cualquiera les explica no sólo el océano de ignorancia que hay en torno a los islotes de ciencia, como hacía don Miguel, sino más allá de lo que nos decía este profesor, cuantos de estos islotes son puros espejismos¡.
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Un texto tan largo y tan aburrido para no decir nada… Recomiendo que si quieres escribir un texto critico sobre la ciencia estudies un poco mas su metodo y su historia… Menudo popurri de sin sentido y de cliches. Bueno, a esto estamos a…costumbrados los cientificos, a que gente que no tiene ni idea de ciencia vomite ideas sin sentido sobre esta… yo no soy jurista, no soy ingeniero… jamas me pondria a calificar nada sobre esos temas. Por favor, un poco de rigor, la ignorancia es muy atrevida.
La ciencia es condicion humana, no existe en un plano superior a nosotros… esta simple frase resume tus parrafos de ejemplos mal puestos y explicaciones reduccionistas y simplistas. A partir de aqui hay que empezar a hablar y a matizar… si quieres llegar a algo mas claro. si te conformas con esta idea limitada, pues alla tu.
Despues de echar un vistazo por encima al post «la supuesta genetica» ya veo por donde van los tiros… Como Genetico evolutivo con un doctorado, trabajando en investigacion y dando clases en la universidad, puedo decir con conocimiento de causa que eres un ignorante en genetica y un atrevido. El articulo no hay por donde cogerlo… como el de ciencia un popurri de ideas simples e incompletas.
Pero bueno, en tu blog puedes escribir lo que te salga de las narices. Solo espero que no tengas mucha difusion y no confundas a mucha gente. Por mi parte no perdere mas tiempo con tus entradas, e includo pedire a la pagina de facebook «Espiritualidad y Sostenibilidad», que no difundan mas tus sinsentidos.
Más que nada te respondo porque tengo curiosidad por si te llega este mensaje y así te enteras de que han respondido a tus respuestas, el señor Prada en persona, pero no lo ha hecho directamente a tu comentario por lo que es posible que no te hayas enterado al no recibir el aviso automático.
Mi propósito de avisarte es básicamente que se monte la de Dios es Cristo, no lo disimularé, ya que este debate me interesa.
Estimado señor Ceballos, muchas gracias por sus comentarios. Acabo de llegar de un viaje a Canarias para participar en una mesa redonda y me encuentro con ellos. Sin duda estos comentarios suyos son una lección magistral para un «ignorante» como yo, dada por alguien tan sabio como usted. La sabiduría de usted se ve , aparte de por su doctorado y las clases que imparte, por su humildad acrisolada, propia de un gran científico, que se deja entrever, sutilmente, en la suavidad de sus expresiones, llenas de «matices». Y como soy una persona que solo sabe escribir «sinsentidos» le diré que defiendo el «sinsentido» de escribir , pensar, reflexionar,… sobre lo que me plazca, sea sobre ciencia , sobre el sapo partero de Kammerer , Darwin, su abuelo Erasmus, el caballero Lamarck , el aguilucho cenizo o sobre el precio de los tomates de Lanzarote. Éso de que sobre una cosa en particular solo pueda hablar el que haya cursado en concreto una disciplina , me parece desde luego una cosa digna de atención. Como no somos panaderos, no podemos saber si un pan nos gusta u opinar sobre qué clase de pan preferimos , si queremos o no que tenga ciertos conservantes,etc. Como no somos economistas no podemos hablar de economía ni opinar sobre ella. Como no somos abogados no podemos cuestionarnos como nos lleva el caso nuestro letrado, ni siquiera aunque no se presente el día de la vista. Es más, ya puestos, como no somos políticos ¿con qué derecho hablamos de política?. ¿Si un químico sintetiza una sustancia peligrosa nadie que no sea químico puede decir nada? ¿Si siquiera el que se envenena con ella?. No le parafrasearé esa cosa, medio chistosa de que «la ecologia es algo demasiado serio para dejarla en manos de los ecologistas», o «la economía algo demasiado seria para dejarla solo en manos de los economistas», ni , por supuesto, lo propio, de la Genética. Pero, ¿realmente pueda haber quien crea que ciertas cosas pueden quedar como coto privado de las cuatro personas superespecializadas en la materia?. Como no somos genéticos evolutivos debemos callarnos y tan solo abrir los oídos a lo que nos díga el oráculo ducho en ése tema. Y , más en general, en materia de Genética, por ejemplo, solo pueden hablar los genéticos. Así pues, llevando la cosa a un extremo, si mañana los genéticos hiciésen algo que pudiése afectarnos gravemente, nadie que no fuése genético podría decir nada, ni siquiera estaría bien que reflexionase sobre ello . Es más, llevados por la misma línea, en realidad lo conveniente sería que ni siquiera cualquier genético opinase, sino solo el de alguna disciplina muy concreta que tenga que ver exactamente con ése tema puntual. ¿Como hay , por ejemplo, quien se atreve a oponerse a los alimentos transgénicos?. ¿Pero qué se han creído?. Ampliando la cosa ¿los científicos deben hacer lo que quieran sin ninguna clase de control social?. ¿Nadie tiene derecho a opinar, a pensar, a reflexionar,… aún cuando las vidas de mucha gente puedan verse afectadas?. ¿Los científicos, y los genéticos en concreto son entes puros y cristalinos en los que hay que tener fe ciega y absoluta acatando sus designios?. Señor mío, yo tengo derecho a estar equivocado, si es que lo estuviése. Y solo desde perspectivas totalitarias puede ser que tal cosa no sea comprendida. Y no creo, o al menos querría no creer, que ése tipo de perspectivas sean las que le muevan a usted, como tampoco cierto fundamentalismo del mismo tinte que el religioso, pero aplicado a la fe científica. No voy a darle a usted explicaciones de lo que yo sé o de lo que no sé. Lo que pasa es que a lo mejor, saber mucho de genética evolutiva no implica saber mucho de otras cosas, tales como la libertad de expresión ,el respeto a los semejantes o sobre como debe la Ciencia ser consciente de su papel dentro de la sociedad. O incluso acerca de una serie de normas básicas de caballerosidad, que es probable que no se incluyan en los tratados de genética evolutiva y que acaso sean más importantes que la genética evolutiva. O más aún, que sean una muestra precisamente de hacia donde debería haber llevado la evolución , genéticamente o epigenéticamente, a los seres humanos, incluídos los que se doctoran en algo. Por cierto, recuerdo lo que me decía mi amigo el fallecido catedrático de ecología González Bernáldez: que «el que solo sabe de una cosa ni de ésa sola cosa sabe». Puede haber quien se crea omnisciente por saber mucho del ADN , de recombinación genética o de «puffs cromosómicos». Y yo felicito a quien se sienta así. Debe ser muy gratificante sentirse tan sabio. Yo, pobre de mí, solo sé que no sé nada. Es por éso, porque soy tan ignorante, que no dejo de planterme las cosas, en lugar de coonsiderar algunas cosas como verdades inamovibles. Por éso , porque soy tan ignorante, no entiendo cosas como que , por ejemplo, pueda haber quienes sitúen el azar como causa objetiva de algo. Hay que ser muy listo para llegar a dar sentido a algo que para mí, pobre ignorante, carece absolutamente de él. Yendo a otro tema, o quizás al mismo, decirle que es probable que la sabiduría es más fácil que esté en quien es capaz de entender las paradojas que encierran cosas que parecen aparentes contradiccciones o «sinsentidos». Que a veces la sabiduría es una forma compleja de pensar que tiende a integrar realidades que parecen divergentes y que,en el fondo, no lo son. Que pensar con anteojeras, unidireccionalmente, reduccionistamente, puede hacer que se pierda una visión amplia de un contexto que es precisamente el que explica realmente lo particular. Pero no querría «aburrir» con demasiadas cosas a alguien tan importante siendo yo tan poca cosa. Por éso como soy un «ignorante» en Genética le dejaré a usted dando clases a sus alumnos y trasladándoles toda su sabiduría. Quien sabe, a lo mejor alguna vez haya genéticos que aprendan a elaborar hombres transgénicos que no sean tan imperfectos y díscolos como yo y que se plieguen dócilmente a lo que digan algunos «gurús» infalibles de la Genética y de la Ciencia. Estoy convencido de que gracias a gente así podríamos tener un día un Mundo Feliz. No se inquiete, en realidad los hombres tan sabios como usted, con una conveniente financiación, están consiguiendo imponer sus designios en el mundo, sin que los ignorantes como yo consigamos tal cosa. Mucho me temo que pronto no habrá ya casi nadie que les pueda servir de freno. Y sí, por favor, escriba donde quiera, para silenciar o intentar silenciar. Estoy seguro de que la Ciencia avanzará mejor sin que nadie la critique. ¿No?. Aunque tengo muchos amigos científicos que no piensan como usted y a los que les gusta debatir sin perder las formas. Pero debe ser que son menos que usted. Seguro. Siempre he pensado , llegado, seguramente, por mi ignorancia, que los animales más dúctiles, con más sentido del humor, eran los más inteligentes (como las nutrias o los delfines). En el ámbito humano, uno suele enriquecerse cuando menos rígido es y cuando más capaz de escuchar cosas contrarias a las que piensa viendo si tienen algo de razón. Es más, hasta creía que la duda era la base de la ciencia. Pero se ve que la duda puede no existir cuando uno se convierte en una superautoridad en una materia, o al menos, que puede no sentar bien que alguien ponga en duda algo. Que es mejor intentar exterminar cualquier cosa que ponga en duda algo. De nuevo otro sinsentido que pienso: que cuanto más frágil es en realidad un planteamiento, por encumbrado y ampliamente reconocido que parezca, con más nerviosismo y malas formas tiende a ser defendido. Por último, creo que el día que deje de existir el espíritu crítico hacia la Ciencia, la Ciencia dejará de ser Ciencia. La Ciencia , como cualquier otra forma de saber humano, necesita ser cuestionada permanentemente. Si puede ser cuestionada cualquier hipótesis o teoría, tambien la Ciencia, de un modo más general, debe ser evaluada. Y creo ( y sé) que cualquier verdadero científico lo agradece. La vida es multidisciplinar. Los monocultivos de pensamiento son muy peligrosos. Y la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero. O la diga el niño del cuento del traje del emperador. En fin, estimado señor, un saludo.
P.D. Como no tengo costumbre de utilizar expresiones como las de usted (decir cosas como que «eres un ignorante», «no tienes ni idea» , que «vomitas ideas»…) me reservo el derecho de no volver a contestarle y/o, como es por otro lado norma en cualquier medio de comunicación serio, y los de internet también deben de serlo, debiendo ser usados por personas que sepan expresarse con un cierto nivel, aún cuando tengan un doctorado (aunque no sea el de las buenas maneras y la diplomacia), de no publicar comentarios que no cumplan ésos básicos requisitos. Y le recuerdo que es una norma básica de conducta cuando uno hable o escriba en público, aunque sea genético evolutivo, no proferir expresiones insultantes. Finalmente, decirle que es una pena que se haya expresado de este modo, sin haber sabido ver que , incluso, fíjese que cosa más tonta, es más que probable que fuera de este tema en concreto, hasta podíamos tener cosas en común. Quien sabe, a lo mejor hasta más en coincidencia que en discrepancia. O que incluso la discrepancia de un día puede ser el acuerdo de unos días más adelante, siempre sin renunciar a lo que uno cree. Pero en fin.
He leído el tema hoy 27 de sept de 2012, pero no por tarde me parece menos interesante. Estoy con usted Sr, de Prada, usted tiene una visión más clara, más abierta, más SENSATA del mundo que nos rodea que la grandísima mayoría de científicos, economistas, políticos y otras malas hierbas que pueblan en planeta. Sin duda con gente como usted las cosas no irían como van. Por tanto mi voto a favor de sus postulados, de su modo de ver las cosas, la realidad, que es a mi modo de ver muy complicado y difícil, si bien no digo ésto porque sea difícil ver la realidad, sino por lo obtusa que suele ser la gente, sobre todo aquellos que con arrogancia creen que lo saben todo.
Un saludo y enhorabuena por ese modo que tiene de entender nuestro modus vivendi.
Muchas gracias, estimado señor. Uno solo dice lo que piensa, como cada pájaro tiene su canto. Gracias por haber escuchado el mío.
Si yo fuera «Francisco» me habría muerto de vergüenza hace tiempo… El pobre se debía de pensar que su título de doctor en genética evolutiva o en lo que fuera le daba autoridad para burlarse de cualquier cosa que digan otras personas y que ponga en duda «su verdad». Me da pena. Conozco bien el mundo académico y la forma en la que se consiguen «doctorados». Cuanto más seguros están de sus verdades más fácil lo tienen, sobre todo si sus verdades coinciden con las imperantes en la Universidad en la que obtienen sus títulos. Lo malo no son tanto sus verdades como su incapacidad para criticarlas y mucho menos para que «cualquiera» las ponga en duda. En tal caso es muy fácil acudir a argumentos del tipo de los utilizados por Francisco, que se coloca a sí mismo en un plano de superioridad desde el que se permite impartir consejos y recomendaciones al tiempo que da por hecha la ignoracia de sus contrincantes simplemente porque tiene un título de doctor, sin saber los títulos ni los conocimientos de aquellos a quienes convierte en objeto de sus burlas, de sus sarcasmos y de su ridiculización.
Este Francisco, que no tengo ni idea de quién es, me da mucha lástima, aunque mi tendencia sea envidiar a aquellos que tienen tanta seguridad en sí mismos y en sus verdades. Probablemente vivan mucho más tranquilos que quienes acostumbramos a dudar de todo, especialmente de nuestras propias opiniones.
Gracias, amigo, por su comentario. Sí, yo también envidio a Francisco. Qué sencilla ha de ser la existencia teniendo las cosas tan «claras». Los demás, pobres mortales, hemos de caminar llenos de dudas y dejándonos las neuronas intentando elaborar pensamientos complejos que incorporen paradojas. Todo sabiendo lo limitados de nuestros cerebros. Además,qué bonito debe ser éso de que siendo muchas veces un simple jovenzuelo le den a uno un doctorado y por ése acto cuasi-mágico quede uno ya investido de omnisciencia para el resto de la vida. !Quién pudiera!
Confieso que me gusto muchísimo más la respuesta que dio al «sabio» Francisco, que el mismo articulo. Se nota más pasión, en sus palabras. Y que tal la frase de su amigo, ya fallecido: “el que solo sabe de una cosa ni de ésa sola cosa sabe”.
Gracias, amigo
Una parte de verdades comprobables, otra parte de elucubraciones sin base, aderezado con bastante «arrime a mi punto de vista», y unas gotas del inconfundible aroma que el sacerdocio imprime al discurso de quien lo lleva en ¿el ADN?
No se me enfade, Sr Prada. Reconozco que no me he leído todo el artículo, pues es un tanto dilatado. Le confieso que respeto el papel de la ciencia y los científicos, y pienso que en nivel de ayudas y desmanes a la humanidad se puede equiparar a la religión. Entiendo que la ciencia es un instrumento, mucho más eficaz que la religión para desentrañar los «misterios» de aquello que nos rodea y de lo que formamos parte. Como herramienta eficaz que es, depende de cómo se use puede producir buenos o malos resultados. También entiendo que ciencia y religión son tan diferentes en sus fines, tan absolutamente exclusivas en sus métodos, que no ha lugar a intentar desprestigiar una desde la óptica de la otra . Lo que ya no entiendo es el afán, pertinaz e insidioso, de tantos religiosos ilustrados por desprestigiar sistemáticamente a la ciencia con el pretexto de que «lo que hoy es cierto mañana no lo es» y «ensucia la visión poética del mundo»
¿Tanto cuesta entender la diferencia entre una hipótesis, una teoría y una ley? ¿De sus relaciones recíprocas y del papel que cumplen en el avance de la investigación? ¿Que la belleza o fealdad no es algo intrínseco, sino una apreciación subjetiva, y que a veces la ciencia lo que hace es PONER DE MANIFIESTO por qué algo nos parece, o no, bello a la mayoría de personas?
Un saludo, mi nombre es Emilio.
En parte comparto lo que dice. Aunque no lo crea tengo más de «científico» de lo que acaso me gustaría. Pero me reafirmo en lo que pienso. Y bueno es que haya diversidad de ideas, como lo es que la haya de especie, por ejemplo
Sr Prada, tropecé (en el buen sentido de la palabra) con su blog porque yo, desde que recuerdo, he disfrutado con la observación de la naturaleza, y conservo esta afición, y la sección que dedica a ella me gusta mucho. Sin embargo, en mi opinión, hay campos en los que la simple observación a ojo desnudo no sirve, no ya para llegar a alguna conclusión, sino ni tan sólo para establecer alguna premisa que nos sirva de partida. A mí me parece comprensible que se critique a los científicos, en primer lugar, porque la crítica fomenta (o debería) la mejora. En segundo lugar, porque como toda empresa humana, la ciencia no está libre de intereses y direcciones que pueden ser perjudiciales, y en esto estoy de acuerdo con usted.
Lo que no acabo de ver correcto, es que se utilice este razonamiento válido, como base para asaltar lo que no concuerda con su concepción cristiana, en la entrada que enlaza a este preámbulo.
Usted, que sin duda ha estudiado minuciosaamente el tema, sabe que lo que afirma en este párrafo que cito a continuación:
«Según la tesis que ha gozado de mayor éxito, lo que pasa es que el código genético de la girafa cambia de casualidad , al azar, produciendo de repente un cuello largo»
es una tergiversación un tanto brutal de lo que en realidad sostienen los evolucionistas. Y la tergiversación es un intento burdo y fácilmente detectable de desacreditar aquello que no gusta o conviene, e invalida cualquier argumento posterior.
Entiendo perfectamente que es usted muy libre de escribir lo que le parezca, faltaría más, e incluso le declaro que esta libertad sea duradera, no sólo para usted. Pero la impresión que yo me llevo es que se trata de un ejemplo más, y nada original, por cierto, de lo que refleja con sencillez el dicho popular «mezclar churras con merinas»
Saludos.
Gracias por su comentario, amigo. Lamento el retraso en contestar pero últimamente cuestiones de trabajo me impiden ser tan regular como antes. Comprendo lo que dice , pero no lo comparto. Es un hecho que, aunque puedan introducirse matices en ello, el argumento del azar se ha utilizado y, aunque cada vez con más reparos, sigue siendo utilizado. Mi frase, de cariz divulgativo, podrá ser desde luego matizada, pero en el fondo expresa lo que ha sido cierto enfoque bastante dominante en ciertos ámbitos. Ése enfoque, que se ve en toda su brutal radicalidad en obras como la de Monod , El azar y la necesidad o, por no citar más, en la de El gen egoísta, de Dawkins, sigue siendo sostenido por infinidad de científicos y no siempre matizando lo del azar. En realidad es algo que va mucho más allá y es muy profundo. No es algo que afecte solo a la evolución es, en el fondo, algo que afecta a la explicación o la forma que tenemos de enfrentarnos a preguntas sobre la causa última de la existencia de todo en el Universo. Más allá de una terminología científica , y en términos si quiere mas filosóficos o literarios, la cosa está entre quienes creen que hay un elemento que ordena todo y quienes creen que las cosas se mueven por sí mismas sin que haya nada tras de ellas. A mí, como naturalista, la verdad, me cuesta mucho concebir que toda la complejidad del aparentemente más simple de los microorganismos se haya estructurado por el azar de unas moléculas sin que haya algo que haya movido todo eso. Mucho más toda la armonía, toda la belleza, toda la fuerza de la maravillosa diversidad de la Biosfera. Creo que todo está en una confusión entre el mundo de las causas y el mundo de los efectos. Y que desde ciertas ópticas científicas, no desde otras, se puede tender en exceso a olvidarse de plantearse las causas últimas y tomar los efectos por causas. Creo que en ciertas disciplinas científicas puede haber existido una mayor propensión a ello. Por ejemplo, creo que es más frecuente en los que miran lo microscópico que en quienes ven lo macroscópico, como los astrónomos, por ejemplo, y sobre ello se ha escrito.En cualquier caso me reafirmo, respetando su opinión extraordinariamente. Por mucho que se matice, en el fondo, no creo que la cosa sea de otro modo. De nuevo le agradezco su comentario. Y también que respete mi libertad, ésa libertad que forma parte de la maravillosa diversidad de nuestro planeta, que hace que haya diferentes especies, y diferentes personas con diferentes ideas, que pueden así darse el placer de discutir constructivamente, enriqueciéndose mutuamente. Le agradezco su discrepancia. El mundo sería aburridísimo si todos pensásemos igual. Disculpe de nuevo si tardo en responder a un nuevo comentario suyo. o si el comentario es parco. No será, créame, porque no me gustase seguir debatiendo (Dios sabe lo que me gusta) sino porque últimamente estoy demasiado esclavizado redactado una serie de materiales. Un saludo
La religion es el opio del pueblo
En mi humilde opinión, solo ciertas formas de religión pueden serlo. Y no olvidemos que hay, además, muchas formas de religión: la del dinero, la del culto al cuerpo, la del fútbol, la de las ideologías, la del culto ciego a la tecnología, incluso la del culto a un artista, a un cantante,… Aquello que uno venera y sigue, aquello que uno sacraliza, a veces de forma fanática, eso es su religión. Y ¿qué religión tiene hoy en día más seguidores? ¿Cuál nos distrae más? ¿Cuál sacrifica más víctimas y genera más sufrimientos?. ¿Cuál está causando más estragos en el planeta? ¿Cuál ha dado al hombre más medios para su autodestrucción? ¿Cuál más recursos para la manipulación y despersonalización y control de las masas?. En fin, creo que el asunto es complejo. Gracias por el comentario
Pues si señor Carlos tiene uste mucha razon con lo que dice.
Y tambien estoy de acuerdo en que no hemos avanzado, al contrario hemos atrasado.
En el principio de este post hay un comentario del señor Francisco, no encuentra usted que es ofensivo? en noviembre 12, 2010