Si repasamos lo que cuentan libros como Nuestro Futuro Robado, vamos viendo, página a página, como muchas de las cosas que tenemos alrededor, cosas con las que convivimos sin más porque consideramos que forman parte de los avances de la vida moderna, podrían estar cambiando , acaso de forma irreversible, el destino de la humanidad, por afectar a elementos clave de la supervivencia de la misma, tales como la inteligencia o la fertilidad.
Según lo que se nos cuenta en ése libro de divulgación científica cuya lectura les recomiendo, la capacidad humana de cumplir el encargo bíblico de “creced y multiplicaos” podría estar muy comprometida en muchos países occidentales. Pero no se inquieten, no vamos a dejar tan sólo en mano de ustedes el que tengan que hacerse con tal obra, sino que vamos a adelantarles al menos algo de lo que cuenta, ya que reviste gran interés. Especialmente porque no son cosas nacidas de elucubraciones apocalípticas, sino contrastadas por prestigiosos centros de investigación. Es uno de esos libros que cambian nuestra visión del mundo. Que hacen que, de repente, veamos a nuestro alrededor cosas que antes no veíamos aunque estaban ahí y eran bien claras.
La verdad es que, si vemos otros muchos contenidos de esta web, muchas cosas ya no les sorprenderán, porque ,de un modo u otro, se cuentan cuando se muestran los efectos atribuidos a determinados tipos de sustancias químicas.
Pero a mucha gente, cuando leyó por primera vez ése libro, les cambió el chip. Imagínense lo que era, para muchas personas, descubrir por ejemplo que diversos pesticidas, así como las más diversas sustancias contaminantes presentes en nuestra ropa, pinturas, detergentes, vertidos industriales, emisiones de incineradoras,… sustancias que nos llegan por la comida ,el agua, el aire, etc., podrían, entre otras cosas, estar teniendo efectos feminizantes o de grave distorsión sexual sobre la población masculina de diversas zonas del planeta (como EEUU y Europa), al imitar estas sustancias a las hormonas femeninas o estrógenos. Hoy mucha gente sabe tales cosas, pero cuando salió este libro la conciencia entre la población era mucho menor y ,por consiguiente, mayor la sorpresa y el erizado capilar.
Nuestro Futuro Robado nos desgranaba cosas de unas dimensiones colosales. Como que la perturbación del sistema endocrino (hormonal), a consecuencia de la presencia de un número creciente de sustancias contaminantes, especialmente en etapas tempranas de la vida (sobre todo en la etapa embrionaria) ,podría haber contribuido a que desde 1940 se haya reducido a la mitad el número de espermatozoides en los varones daneses, franceses, ingleses o estadounidenses.
El libro nos desgrana una serie de hallazgos pioneros. Entre ellos los del doctor Niels Skakkebaek y su equipo, un equipo de científicos daneses que publicaron en 1992 en la British Medical Journal las conclusiones de un amplio trabajo basado en cuantiosos análisis de semen realizados desde 1938.
Habían revisado numerosos trabajos científicos que recogían datos sobre el semen de millares de hombres de diversos rincones del mundo. Para evitar sesgos se excluyeron los hombres enfermos y aquellos que tenían cantidades especialmente bajas de espermatozoides. También confirmaron que en los distintos trabajos los sistemas de conteo de los espermatozoides hubieran sido uniformes y realizados con las técnicas adecuadas.
Lo que vieron , después de todas estas cautelas, les dejó asombrados: en 1940 los hombres tenían 113 millones de espermatozoides y en 1990 esa cantidad se había reducido a sólo… (SEGUIR LEYENDO)
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