A mediados del siglo XIX, había en Viena un médico llamado Semmelweiss. Se mostraba sorprendido por el gran número de mujeres que fallecían por infecciones derivadas del parto. Morían además mucho más si eran atendidas en los hospitales que si los niños nacían en sus casas. Para Semmelweis la razón estaba clara: las manos de los médicos estaban sucias. A veces atendían a las mujeres con las mismas manos con las que acababan de diseccionar cadáveres.
Pero ¿que sucedió?. Que las eminencias médicas de aquella época se rieron de Semmelweiss. Aún Pasteur no había descubierto el papel de los microorganismos en las enfermedades. No se sabía que había una serie de seres invisibles a simple vista pero que tenían un notable impacto en la salud de las personas.
Semmelweiss murió rodeado de incomprensión, mientras millares de mujeres siguieron falleciendo por fiebres puerperales por culpa de unos médicos que consideraban de risa acometer medidas de higiene.
El hombre , suele decirse, es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Durante miles de años el hombre vivió rodeado de una serie de elementos que no podía ver a simple vista pero que segaban millones de vidas. Costó milenios que el hombre se diera cuenta de la necesidad de la toma de medidas de higiene para reducir la carga ambiental de esos agentes patógenos.
La cuestión es: ¿tenemos ahora otros agentes patógenos que llenen nuestro medio y sobre los cuales no tenemos la debida conciencia?. La respuesta es , claramente, que sí.
Estos nuevos agentes patógenos, vinculados al auge de algunas de las principales enfermedades que afectan a los occidentales son los contaminantes, tan omnipresentes como los microorganismos. Hoy en día no hay un rincón del planeta donde no estén.
Existen millares de investigaciones científicas que van completando hoy en día el puzzle de los efectos sanitarios globales de estas sustancias, capaces de generar efectos a dosis bajísimas, pero aún queda mucho por hacer para que la población general se conciencie del nivel real de la amenaza a la que se enfrenta.
(Estás en el blog de Carlos de Prada)
But what happened?. That eminent medical laughed at the time was Semmelweiss. Pasteur had not yet discovered the role of microorganisms in disease. No one knew that there were a number of people invisible to the naked eye but which had a significant impact on health.
Semmelweiss died surrounded by misunderstandings, while thousands of women continue dying of puerperal fever due to some doctors who felt laughter up hygiene measures.
Man, they say, is the only animal that stumbles twice on the same stone. For thousands of years man lived surrounded by a series of elements that could not see with the naked eye but segaban million lives. It took millennia that man realized the need to take hygiene measures to reduce the environmental load of these pathogens.
The question is: Are we now have other pathogens that fill our environment and on which we do not have adequate awareness?. The answer is clearly yes.
These new pathogens associated with the rise of some major diseases affecting the Western pollutants are so pervasive as microorganisms. Today there is a corner of the globe where they are not.
There are thousands of scientific research today are completing the puzzle of the global health impact of these substances, capable of generating very low dose effect, but much remains to be done for the general population are aware of the real level of threat to it faces.
(This is the blog of Carlos de Prada)
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